Vitoria - El arte como elemento para recuperar, mantener, difundir y revitalizar el patrimonio, en este caso, industrial y, por ende, social de un territorio. Bajo esta premisa, una decena de alumnos de la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Gasteiz aceptaron el pasado otoño el reto del Ayuntamiento de Asparrena para acercarse, desde su particular punto de vista, al legado Ajuria y Urigoitia, empresa emblemática de la siderometalurgia y bienes de equipo ubicada en Araia y que cerró de manera definitiva a mediados de los años 80 del siglo pasado.

Estíbaliz Alonso Armesto, Urki Castro Martínez-Gil, Naima Díaz Marciel, Leire Eceiza Fernández de Landa, Cristina Fuste de Juan, Maite Garmendia Gallastegi, June Hernández Unzueta, Ane Iturralde Larrinaga, Nathalie Rodríguez Moreno y Daniel Ruiz Rodríguez son los autores de este recorrido fotográfico que además se completa también con una producción audiovisual. Todo ello conforma la exposición Ajuria y Urigoitia. Patrimonio industrial de Álava, una muestra que desde ayer hasta el 31 de agosto podrá verse en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, aunque no se descarta que la producción pueda viajar por distintos puntos del territorio en un futuro cercano.

Para llevar a cabo la producción, a lo largo de estos meses los creadores se han desplazado en diferentes ocasiones hasta Araia no ya para realizar la propuesta sino también para empaparse de primera mano de aquello que han convertido en el objeto de su reflexión y creación. “No dejamos de ser diez fotógrafos en formación, cada uno con nuestra distinta mirada, aunque al final se ha hecho un trabajo en equipo”, explicaron dos de los estudiantes de la escuela con sede en Zaramaga.

Lo que queda de la fábrica, el entorno, el paisaje, las personas... Todas esas huellas componen una muestra repartida en tres espacios de la Casa de Cultura, que para ocasiones como ésta sigue mostrando la carencia que supuso destruir la desaparecida zona de exposiciones. Dejando a un lado este detalle, quienes acudan al espacio podrán adentrarse este retrato documental de un pasado que sigue siendo presente y que, de hecho, busca un futuro, también a la espera de que el Gobierno Vasco termine por formalizar la declaración de bien de interés cultural.

Eso sí, como tampoco es bueno esperar demasiado, el Ayuntamiento de Asparrena y la Escuela de Arte y Superior de Diseño tienen en marcha otro proyecto con los estudiantes de diseño de interiores para plantear posibles intervenciones y usos del lugar, una labor que, si todo va como está planteado, podría dar sus primeros frutos el próximo otoño. Todo se andará. De momento es esta exposición la que reclama la atención.