Dice que lleva intentando aprender los secretos de la batería desde que tiene 20 años, “pero...”, ríe. “Un día pude tocar un tema con los Gramones, algo sencillo”. Fue en Helldorado, en una asociación cultural que José Luis Blanco Rodríguez conoce bien puesto que más de una jornada se cierra con él tras los platos. El Dj y co-responsable del programa El Sonotone (Hala Bedi Irratia) acepta al momento la invitación que le hace DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA para, antes de la llegada del Azkena Rock Festival, realizar una selección de diez discos que para él son fundamentales, con el cambio de siglo como eje. Una elección que, por supuesto, sirve también para hablar de la escena local, de la fórmula de los festivales, del futuro del rock...
“Tengo en casa una habitación sólo con discos. Me encanta el formato físico y me sigue divirtiendo ir a la tienda, buscar, elegir, comprar... porque con lo digital, lo confieso, soy un analfabeto”, apunta este “sencillo aficionado a la música” que se dejó atrapar por el rock tras escuchar a Suzi Quatro. “En los 70, la mayoría de la gente que estaba conmigo en clase escuchaba a cantautores políticos. Algunos estaban bien, como Víctor Jara, pero cuando empecé a escuchar a Suzi, eso me llevó a Deep Purple y ellos a...”. De hecho, es el primer disco homónimo de Susan Kay el que abre su lista de cinco álbumes del siglo XX. “No tenía televisión en casa, así que solía ir a la de un amigo. Resulta que su hermana mayor ponía un programa sobre música en el que salía Suzi con un contrabajo que era más grande que ella y me pregunté: ¿pero qué es esto?”.
De esa década de los 70, Blanco Rodríguez también destaca Stupidity de Dr. Feelgood, que “sonaba mucho cuando estábamos fumando en los billares”. Y, cómo no, el Rocket to Russia de Ramones (“creo que es el disco perfecto, de principio a fin”). A ellos se une Johnny Thunders con So alone. “Es, por así decirlo, un héroe personal. Me gustaba mucho la manera que tenía de tocar la guitarra, cómo lo hacía. Le vi un par de veces y siempre me ha gustado lo que ha hecho, tanto solo como con los New York Dolls”. Para cerrar esa primera criba, él se queda con Fleshtones vs. Reality, de The Fleshtones, “quizá la banda de mi vida”.
Entrados ya en el XXI, el nuevo siglo lo arranca con Live from Camp X-Ray de Rocket From The Crypt, “un disco de punk rock a saco para escuchar a gusto”. Tras él llega Sex, Love and Rock & Roll de Social Distortion, un trabajo del que le llama esa “mezcla tan interesante de punk y country a su manera”. Del mismo año, 2004, es también Baby, de The Detroit Cobras, una banda “que en realidad ha inventado un género”.
Sus dos últimas elecciones pasan por el Countrypolitan Favorites de Southern Culture On The Skids - “hagan versiones o material propio, siempre le dan un toque muy personal y tienen un directo brutal”- y el primer disco, homónimo, de Guadalupe Plata, “la banda más creativa que hay en este momento”.
Presente y futuro “Nunca me han gustado mucho las divisiones entre punk, heavy... He ido y voy a todo tipo de conciertos porque lo que me interesa es que me guste lo que escucho”, afirma Blanco Rodríguez, que reconoce que en los directos “siempre he sido de primera fila; me gusta mucho ver qué hacen los músicos”.
Primero en El Pintalabios y ahora en El Sonotone, Blanco Rodríguez lleva años difundiendo sonidos, aunque reconoce que en estos momentos, por efecto de las nuevas tecnologías, “intentar estar al tanto de todo es imposible”. “El rock claro que tiene futuro. Siempre va tener sentido una música que es capaz de cambiar tu estado de ánimo a mejor”, como pasa con grupos de la escena local como Sumisión City Blues, “una banda que no nos merecemos”. “Aquí hay mucha gente haciendo cosas interesantes. Y en Euskadi también. Otra cosa es que las bandas no tengan el reconocimiento que se merecen, pero bueno, sí es cierto que hay más bolos, referencias y discos que nunca”.
También se han multiplicado los festivales. “Como fórmula no me gustan y he pronosticado muchas veces que se iban a terminar, pero ya ves, cada vez hay más”, dice con una sonrisa. “Al ARF he ido siempre. Al final, es en casa. Si fuera en Bilbao, por ejemplo, sólo hubiera acudido para ver determinados carteles, pero no todos”, comenta, al tiempo que asegura que de este 2017 le llama, sobre todo, la presencia de John Fogerty. “Estoy convencido de que va a hacer muy buen concierto”.