Vitoria. Figuras que rompen las reglas de las dimensiones, elementos que emergen de las composiciones para adentrarse en el mundo real y trucos visuales sobre la reversión del tiempo son algunos de los recursos de Porter para cuestionarse todo lo que la rodea.
El resultado es una exposición con cerca de un centenar de piezas que podrá visitarse hasta el 27 de agosto y que hoy ha sido presentada por el director de Artium, Daniel Castillejo; la comisaria de la muestra Estrella de Diego, y la compañera de Porter y también artista, Ana Tiscornia.
Un potente resfriado de última hora ha impedido la presencia en la rueda de prensa de la propia Porter, cuya retrospectiva forma parte de los actos del décimo quinto aniversario del museo y ha servido para reabrir una de las grandes salas del recinto tras las obras de reforma.
Aunque se trata de una retrospectiva, la muestra no está organizada cronológicamente sino en tres secciones y de manera circular porque Porter "no trabaja cronológicamente", sino que "en su obra el tiempo es reversible" y vuelve de manera recurrente a sus "grandes 'leitmotiv'" aunque siempre regresa "con una pregunta nueva".
Así lo ha explicado la comisaria de la muestra, quien ha subrayado que la argentina necesita precisamente un espectador "inteligente, que se haga preguntas".
Se trata en definitiva de una obra que "interpela" al visitante, que se enfrenta a situaciones "divertidas" -ella tiene "un sentido del humor extraordinario"- pero debe descubrir que "bajo la capa de ironía hay un carga de profundidad".
El resultado es una exposición con obras de disciplinas muy diversas -hay dibujos, pinturas, vídeos, fotografías e instalaciones- que el espectador debe contemplar de cerca para apreciar los matices, dado que muchas piezas son de tamaño reducido.
En muchas, los protagonistas son pequeñas figuritas que forman parte de composiciones que trascienden la propia obra, como el hombrecillo que dispara y mancha de pólvora la pared del museo y el pequeño pintor que hace lo propio con pintura.
El espectador descubrirá así que Porter juega con los límites entre la realidad y la ficción, y que hay que prestar atención para captar los detalles y la ironía que derrocha esta artista afincada en Nueva York desde 1964.
Porter busca también la interacción del espectador, como hace en la instalación de papel arrugado en la que se invita al observador a tomar una hoja de un bloc para arrugarlo e incorporarlo a la composición.
Esto mismo ocurre también con "Sombras", de la que el visitante formará parte si se acerca a la pared y proyecta su silueta junto con ya las pintadas por la artista. Este efecto implicará además un nuevo juego entre los límites de la realidad y la ficción, al sumarse espectador a las sombras.
La retrospectiva se ha organizado en tres secciones. La primera -aunque no es necesario verlas en este orden- es "Rasgones y tareas". Aparecen aquí las instalaciones de papel, su serie de "Trabajos forzados" y las roturas y reparaciones, apartado este último en el que Porter juega con el tiempo.
La segunda sección, "El recorrido y la línea", profundiza en esa confusión temporal con trabajos con líneas que no han sido trazadas de una vez, sino en distintos momentos de la vida de Porter.Y en "Conversiones y dobles", los personajes dialogan, incluso con ellos mismos a través de juegos de espejos, otro de los elementos recurrentes de la argentina.
La retrospectiva de Porter es una producción del Museo Artium y del CGAC de Santiago de Compostela, donde también se programará la exposición antes de estudiar su posible salto a Latinoamérica.