madrid - El amante, de Harold Pinter, llegará el próximo jueves al Pavón Teatro Kamikaze de la mano del actor y dramaturgo Nacho Aldeguer con una versión que no solo podrá verse sino también “degustarse”, un teatro “experiencial” que incluye una creación culinaria de estrella Michelín y bebidas ad hoc.
Convertida en experiencia teatral y gastronómica, la obra, que permanecerá en escena hasta el 2 de abril, está protagonizada por el propio Aldeguer -autor además de la versión y director de la puesta en escena- y por Alicia Rubio, Daniel Pérez Prada y Álex García. “Espero que el público salga de la obra genuinamente removido, planteándose su vida en pareja”, asegura Aldeguer (Madrid, 1985). Según cuenta, su versión nace, en primer lugar, de sus ganas de montar algo solo para ofrecer un punto de vista y no depender de que “otros” lo llamaran para trabajar. Pero también nace de la decepción que sintió “tantas veces” al salir de una obra de teatro “mosqueado” porque no le gustaba nada. “Si consigo producir y dirigir algo que funcione, podré elegir mis propios proyectos, en lugar de depender de que me llamen a mí para cosas”, añade.
El amante podrá “verse” y “degustarse”, ya que la representación teatral incluye un aperitivo creado para la ocasión por el cocinero Diego Guerrero, con dos estrellas Michelín en DSTAgE (Madrid), acompañado de cerveza y un cóctel de ron elaborado por la mejor bartender del año en España, Adriana Chía. El aperitivo de Guerrero, dice, es “un bocado muy abstracto” que, con su mezcla de sabores, “es” la función, su obra de teatro “y no otra”.
fiesta para todos La fusión entre gastronomía y teatro, dice Aldeguer, surge del interés que tanto él como Álex García -que se unió al proyecto en su génesis- sienten por el teatro experiencial, que hace partícipe al público de la obra y lo integra en ella. En este caso, los asistentes se sentarán en su butaca y sentirán que disfrutan de una fiesta junto a los protagonistas de la trama; en ese contexto, podrán degustar las propuestas gastronómicas que, según el director, no son un “postizo”, sino que forman parte del texto. “Nos gustaría acabar con la separación público-artista porque no estoy aquí para que me miren elevado por encima de ellos. Somos todos los mismos y creo que, si pongo todo al mismo nivel, a la gente le va a llegar de forma más humana”, señala el director, al que, desde el punto de vista creativo, esta obra “le vuela el corazón”. Por ese motivo, también ofrecen con una de las funciones -la del día 19- un encuentro con el público que romperá esa barrera que suele existir entre el escenario y el patio de butacas.
Temas como el de la infidelidad, la sexualidad o la confianza guiarán la trama de la obra e invitarán al público a “reflexionar sobre su vida en pareja”, ya que, según Aldeguer, este tipo de debates sobre sentimientos o sobre relaciones íntimas es “difícil” tenerlos. “Si se tuvieran abiertamente, el mundo sería un lugar muy distinto”, piensa el dramaturgo, al que le sorprende que el sexo todavía sea “un tabú” porque, dice, no es “natural” que uno pueda “ver porno gratis en internet en cualquier momento, pero no puedas hablar con alguien fácilmente de qué te pasa en la cama”.