Vitoria - Hoy van a formar parte del elenco que El Pont Flotant subirá a partir de las 20.30 horas al escenario del Jesús Ibáñez de Matauco para dar vida a la última producción escénica de la compañía valenciana, El hijo que quiero tener. Será el broche para la convivencia que desde el domingo vienen desarrollando en el centro cívico Hegoalde, un taller intergeneracional que ha servido para compartir, crear, aprender y enseñar dentro y fuera del teatro.
Los adultos, un total de 18 personas, son Raquel García-Ajofrin, Olga Mengo, Iñaki García, Esther Villar Odria, Álvaro Teixera, Marisa García-Ajofrin, Rufina Virtus, Rosa Borrego, Maite Salbidea, Mª Cruz Domelo, Flori Gallo, Josune Vélez, Ruth Díaz, Maribel Celada, Delia Martínez, Martina Morales, Fausti Solas y Eduardo Jiménez. A ellos se suman otros siete compañeros de viaje, eso sí, más jóvenes: Leire Rivas, Clara Bajo, Izaro Aguirre, Sergio de la Iglesia, Olaia Ortiz, Haizea García e Irati Ortiz.
Más allá de la representación de esta noche (todavía quedan algunas entradas disponibles por un precio único de 15 euros), este laboratorio vivencial y escénico no sólo sirve para acompañar y ayudar al grupo valenciano en su encuentro con el público sino que también aporta dramaturgia a la obra y suma experiencias dentro de este proyecto que El Pont Flotant viene desarrollando desde el año pasado con la educación y la relación entre hijos, progenitores y abuelos.
Es Jesús Muñoz -pilar de la compañía junto a Àlex Cantó, Joan Collado y Pau Pons- quien ha estado conduciendo las sesiones de más o menos dos horas que por las tardes se han estado llevando a cabo desde el día 12. De entre las participantes, la más joven es Irati, que a pesar de tener sólo siete años y tras asistir al primer encuentro con observadora, quiso sumarse a la aventura con el resto de sus compañeros.
En estas jornadas, además de generar desde cero una escena, los asistentes han trabajado en varias herramientas esenciales a la hora de salir a escena, como las cuestiones relacionadas con la voz, por ejemplo. Claro que varios de los participantes ya tienen una base importante puesto que son voluntarios que han sido seleccionados de espacios como la sala Baratza, el Taller de Artes Escénicas o los locales Dante.
“En cinco días pasan muchas cosas y te contagias de muchas vivencias”, apunta Muñoz sobre este taller que la compañía desarrolla por séptima vez desde el estreno de un montaje que, también con el humor como medio, reflexiona sobre la educación actual.