el flamante entrevistador, Risto Mejide, tuvo una actuación dislocada y extraña en la noche del pasado domingo, cuando dedicó las tres entrevistas del programa a tratar de la existencia de Dios, la vivencia de Dios, la creencia en Dios.

La nueva temporada de Chester es Chester in love con algunas novedades como la aparición de un testigo en una pequeña tarima desde la que expone argumentos contrarios a los del invitado; en la presente edición, una joven musulmana defensora del burkini, un miembro de la asociación Europa laica y una mujer que sufrió una experiencia postmortem en un trance de final luminoso al final del túnel. Tres buenos testimonios no exentos de polémica con un Risto empeñado sorprendentemente en ser más papista que el papa con sus tres invitados, Raúl Arévalo, el Padre Ángel y Pilar Rahola, que dieron abundante y entretenido juego que parecía en ocasiones por el comportamiento del presentador/provocador, una reproducción de la paulina caída camino de Damasco. Una nueva entrega de un nuevo modo de enfocar las entrevistas, agrupándolas por contenidos temáticos y así pasamos por el Amor, Dios y el Dinero, escogiendo los invitados en función de su perfil profesional y social. En el citado programa, Mejide adoptó una postura defensora de sus invitados frente a la contestación de los testigos discrepantes de las posturas de un actor, un cura y una polémica comentarista. Tres trayectorias contrastados por valientes discursos discrepantes, que Risto no respetó y echándolos del plató en alguna de las ocasiones, de malos y maleducados modos. En la presente ocasión, el conductor apretó la mordaza en quienes no debía, ya que estos se limitaron a dar su personal punto de vista sobre asuntos polémicos. Risto probablemente sufrió una alucinación momentánea y equivocó las zonas del plató y sus personajes. Una mediática caída del caballo.