Antoñana - La localidad de Antoñana se ha transformado esta semana en un gigantesco plató para dar cobijo a las primeras jornadas de filmación de Errementari, un proyecto coproducido por Kinoskopik, Ikusgarri y Gariza y dirigido por el realizador gasteiztarra Paul Urkijo, que cuenta para los papeles principales del reparto con Kandido Uranga, Eneko Sagardoy, Josean Bengoetxea e Itziar Ituño.
Errementari mira hacia atrás en la historia, diez años después de haber terminado la primera Guerra Carlista. En un pequeño pueblo de Álava, un comisario del gobierno investiga un suceso que le lleva hasta una siniestra herrería en lo profundo del bosque donde vive un peligroso y solitario herrero llamado Patxi. Los aldeanos de la zona cuentan oscuras historias sobre él relacionadas con robos, asesinatos y pactos demoníacos. Hasta que por casualidad una niña huérfana llamada Usue consigue colarse en la misteriosa herrería, destapando la terrible verdad que se esconde allí.
Para hacer realidad el primer largometraje de Urkijo, el lunes llegó a Antoñana un equipo de 50 técnicos, junto con once actores y ocho figurantes de la localidad, grupo que transformó varios espacios de esa villa: el atrio de la iglesia, las escaleras que bajan hacia la cárcel y la calle Mayor. En el atrio se colocaron unas vías para poder desplazar la cámara y se solicitó permiso al párroco para que un actor pudiera permanecer en el interior del templo para abrir la puerta en un momento determinado. También se tuvieron que retirar las barandillas colocadas como seguridad en la bajada de la calle, se camufló un canalón y se esparció sobre el suelo una capa de gravilla y turba.
En la calle Mayor se procedió de la misma manera con el suelo y se colocaron varios decorados, así como telas para camuflar las fachadas de las casas. Y como dato anecdótico, se tuvo que pactar con las casas la retirada de los tiestos de las ventanas, así como otras circunstancias. La tercera localización estuvo en las escaleras y la ventana de la cárcel, así como la puerta de la prisión que ayer se transformó en puerta de la taberna del pueblo. Como en los casos anteriores, se habló con todos los vecinos con el objetivo de minimizar las molestias en su vida cotidiana, pero también evitar un exceso de pisadas sobre el suelo transformado.
También hubo necesidad de utilizar otros lugares de la localidad: un parking para siete furgones de material y doce coches y furgonetas para pasajeros; la biblioteca del centro social, que se transformó en vestuario y sala de maquillaje, y el comedor del propio centro social, donde se elaboraron las comidas de los participantes y donde también se cocinará hoy y mañana aunque el rodaje se ha trasladado ya al convento de Piérola.