Vitoria - En estos momentos, la Audiencia Nacional está siendo escenario de dos casos de corrupción política que vienen marcando en los últimos años la actualidad informativa: las tramas de Gürtel y las tarjetas black. En ninguno de los dos casos, eso sí, hay un jurado presente, sino que la decisión sobre culpabilidad e inocencia está sólo en manos de los jueces. Pero, ¿qué pasaría si no fuera así, si el veredicto fuese decidido por un grupo de ciudadanos elegidos al azar?

A grandes rasgos, de esta premisa parte El jurado, el montaje que hoy llega a la cuadragésimo primera edición del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz para devolver al Principal a un buen puñado de intérpretes que conoce bien como Fran Perea, Isabel Ordaz o Canco Rodríguez, entre otros. Todo ellos, bajo la dirección de otro viejo conocido de las tablas vitorianas como Andrés Lima, darán vida a partir de las 20.30 horas a esta creación de Luis Felipe Blasco Vilches que la compañía Avanti estrenó la pasada primavera.

El punto de partida sitúa a los nueve actores y actriz que componen el reparto reunidos en una sala. Son los responsables de ofrecer un veredicto dentro de un conocido caso de corrupción política que ha levantado en el Estado mucha polvareda mediática.

El juicio ha sido largo y la presión es mucha. A partir de ahí se desarrolla un montaje “en el que la moral viciada de cada uno de sus componentes será puesta de manifiesto, analizada y cuestionada, con el propósito de que el público regrese a casa con un interrogante. No se trata sólo de denunciar la parcialidad de la justicia, sino de sembrar preguntas en cada uno de los espectadores: ¿qué hubiera hecho yo? ¿es justa la justicia?”, explican desde la compañía. Quienes quieran responder y todavía no tengan su entrada para esta noche, todavía tienen posibilidad de encontrar butacas libres, aunque tampoco deberían esperar mucho puesto que solo quedan en el anfiteatro segundo al precio de 12 euros cada una.

“El desarrollo del texto responde a los principios del thriller, con varias vueltas de tuerca que aumentarán el suspense, jugando todo el tiempo con lo que el espectador sabe, lo que supone y lo que no se espera”, apunta Blasco Vilches, quien comenta que para construir el proyecto se ha basado de manera muy libre en Doce hombres sin piedad de Reginald Rose. - DNA