Vitoria - Se crece mientras se intentan encontrar las respuestas propias a las preguntas comunes. En ese proceso vital todo influye, aunque pocas relaciones tan singulares, para lo bueno y lo no tanto, marcan como la que existe entre hermanos. Garazi y Unai López de Armentia parten de su propia experiencia personal para asomarse a esa búsqueda fraternal y, desde ella, abrir puertas hacia el exterior, intentado comprender a una sociedad cambiante.

Han pasado tres años desde el estreno de Hautsa, la que fue la primera producción de la compañía gasteiztarra Parasite Kolektiboa, un montaje multidisciplinar que ahora se retoma para participar en la cuadragésimo primera edición del Festival Internacional de Teatro de Vitoria y abrir, de paso, las actuaciones que, en el marco del certamen, se van a producir dentro del abono de euskera. Esto sucederá este jueves a partir de las 20.30 horas en un Principal con aforo reducido que todavía tiene entradas a la venta por un precio único de 15 euros.

Así, este “poema sensorial” -como lo define su directora, Hannah Frances Whelan- retoma un camino que no sufre por el paso del tiempo y los paréntesis obligados por otros reclamos escénicos y de gestión cultural, puesto que, como apunta la bailarina y coreógrafa Garazi López de Armentia, “el montaje es una casa que en su momento ya se construyó bien, que tiene su vida asentada y, por lo tanto, no te exige tener que volver a construirla”.

Teatro, danza y creación audiovisual confluyen en un espectáculo que, ante todo, se adentra en las relaciones humanas de dos personas que se tuvieron que volver a conocer gracias a la escena. “Cuando Unai se marchó de Vitoria para crecer como actor, él tenía 18 años y Garazi 12; y no se volvieron a encontrar hasta tiempo después, siendo casi unos desconocidos, algo que se refleja también” es este diario compartido con el público.

Un repaso a lo vivido en el que además se pone en valor esa infancia de descubrimientos y aprendizajes que según se va abandonando supone dejar atrás o tapar bajo capas de teórica madurez emocional e intelectual ciertos conocimientos innatos que en la edad adulta a veces serían más útiles de lo que se piensa. Ello sin olvidar el contexto social, una Gasteiz y una Euskadi en plena transición política, una sociedad que, en parte, estaba dejando atrás su estrecha relación con la religión católica para identificar las respuestas a las preguntas esenciales.

Desde aquí Para hacer realidad esta producción con distintos lenguajes conjugándose al mismo tiempo, la compañía contó además con la aportación de diferentes creadores locales, como fue el caso de la compositora Zuriñe F. Gerenabarrena o del escultor Xabier Santxotena, anfitrión de algunas de las fases de creación del montaje.

Al fin y al cabo, la apuesta de Parasite Kolektiboa desde el principio siempre ha tenido a Gasteiz como su punto de referencia esencial. No son el único caso de creadores alaveses que se marcharon para formarse y crecer pero que un día decidieron regresar para generar desde aquí, para aportar a lo cercano, para sumar (por no decir multiplicar), pero casi. Tanto Unai como Garazi López de Armentia y David Alkorta -tres de los cuatro pilares del proyecto- hicieron ese viaje de ida y vuelta, un camino al que también se sumó Whelan. Lo hicieron, y lo siguen desarrollando, en plena crisis, con el sector cultural de la ciudad sobreviviendo a duras penas en el precipicio, pero convencidos de poder aportar y generar.

Una parte de ese ímpetu transcurre a través de Parasite. Otra se ejemplifica a la perfección en la sala Baratza, que está a punto de cumplir en diciembre su tercer aniversario. “Al principio éramos artistas que se involucraron en cuestiones de gestión y eso nos generó muchas incertidumbres y problemas, pero ahora estamos en otra situación diferente. Baratza tiene su sitio en Vitoria y el paso de este tiempo, y el aprendizaje que hemos tenido, nos hace que en estos momentos lo disfrutemos más”, comenta Garazi López de Armentia.

El próximo noviembre, la sala de la plaza Aldabe volverá a encontrarse con el Festival Internacional de Teatro y lo hará, además, con una nueva propuesta de Parasite Kolektiboa. Pero eso ya llegará, mejor no adelantar acontecimientos. Lo inmediato es lo que sucederá este jueves en un Principal “donde es mágico estar, por lo menos para nosotros, que somos y trabajamos en esta ciudad”. Un espacio, el de la calle San Prudencio, que se llenará con imágenes, sonidos, movimientos y también de palabras, de un texto contado en un euskera “muy familiar, del día a día”, que fue especialmente adaptado por el escritor y actor donostiarra Oier Guillan. - DNA