DONOSTIA - Iban Barrenetxea, natural de Elgoibar, cuenta con una amplia experiencia como ilustrador. En su extenso currículo puede presumir de haber podido dar forma a un texto de Roald Dahl. La editorial Nórdica le propuso trabajar en una edición de La cata y el guipuzcoano no lo dudó. “Me apunté al instante”, explica Barrenetxea, “me hubiese impuesto algo más de respeto si se hubiese tratado de un texto infantil de Roald Dahl, porque sus textos están tan unidos a las ilustraciones de Quentin Blake que me hubiese parecido una especie de sacrilegio intentar hacer algo distinto. En cambio, al ser un relato para adultos, he estado encantado”.

Iban Barrenetxea, libre de la presión de trabajar bajo la sombra de Blake, se dedicó a disfrutar del relato del autor británico: “El texto venía perfecto para seguir explorando el camino que yo venía siguiendo últimamente de narrar de una forma muy teatral. Este relato venía perfecto para esto, porque es una escena que ocurre en un espacio cerrado, durante una cena con un elenco de personajes muy limitado”. Con ese planteamiento el ilustrador pudo llevar al límite su exploración narrativa. En su versión de La cata no hay cambios de planos, ni juegos de cambios de cámara: “Lo creé como si fuera un escenario y como si el lector estuviera asistiendo a una obra teatral sentado en una butaca. Eso me permitió centrarme en los matices de los personajes. Lo que pretendo es llamar la atención sobre lo que están haciendo el resto de personajes mientras la acción recae en uno de ellos. El anfitrión le está proponiendo la apuesta a un invitado y mientras tanto se puede ver la expresión de su mujer, o la cara de susto de la hija. Poder jugar con eso siempre me ha interesado”.

El ilustrador guipuzcoano confiesa que “es un lujazo contar con un texto como este”. Siente que el autor británico tiene un estilo que le va como anillo al dedo: “Así es Roald Dahl: es divertido pero con mala leche, con un ambiente muy británico? Es prácticamente todo lo que me gusta. Es un texto hecho a mi medida”. Iban no ahorra en elogios hacia el escritor, de quien destaca su habilidad para crear suspense: “Como contador de historias es un maestro. Con muy poquitos medios es capaz de construir esa tensión. Conocía más sus textos infantiles, pero con los textos para adultos, una vez que empiezo, tengo que seguir. Te preguntas qué va a pasar ahora. Quieres terminarlo como sea para saber cómo termina eso. Casi siempre termina sorprendiéndote. Tiene esos giros que son lo que hace que quieras seguir leyendo la historia. Es el history-teller por excelencia del último siglo. Me parece un maestro de esas historias cortas y del suspense”.

El humor negro que destila Roald Dahl en sus obras para adultos “invita a la relectura”. Barrenetxea asegura que cada vez que el lector vuelve a pasearse por el relato se da cuenta “de cómo reparte caña a todos lados”. Original, imprevisible y despiadado. “Es muy difícil ser un personaje de un libro de Roald Dahl y no salir mal parado”, apunta el ilustrador de Elgoibar, “casi todos salen escaldados”.

En La cata se congregan todos los ingredientes típicos de Dahl. Es un relato en el que, como siempre, la última página es demoledora. “Lo del final sorprendente es algo tan característico en él?”, celebra Barrenetxea, “había una serie de televisión que se llamaba Alfred Hitchcock presenta... Roald Dahl escribió los guiones de algunas de aquellas historias. Si el maestro del suspense por excelencia, Alfred Hitchcock, escogía sus historias para la televisión, por algo será. Uno siempre se tiene que esperar lo inesperado cuando entra en una historia de Roald Dahl”.

La editorial Nórdica ha puesto en marcha una exposición itinerante, por las tiendas Fnac de todo el Estado, con ilustraciones de Iban Barrenetxa y Federico Delicado para festejar el centenario del nacimiento de Roald Dahl.