Bilbao - Málaga, ese será finalmente el esperado enclave en el que Gernika, la película del cineasta bilbaino Koldo Serra, será proyectada por primera vez ante el público. En la ciudad andaluza, cuna del gran Pablo Picasso, verá la luz la historia que inspiró su famoso cuadro.

Por fin han dado la gran noticia: ‘Gernika’ se proyectará ante el público por primera vez.

-Por fin. Cuando lleva uno tanto tiempo trabajando, lo que más quieres es que pueda verlo el público. No estamos hablando de un estreno como tal porque en salas no se verá hasta más adelante, pero será la primera vez que se proyecte.

Este debut tendrá lugar, además, en una fecha muy señalada. El día 26 se cumplen 79 años del bombardeo en aquel lunes de mercado.

-Efectivamente. Cuando desde el festival nos transmitieron que estábamos seleccionados para competir en la sección oficial, tuvieron el detalle de proponernos hacer coincidir la proyección con el aniversario del bombardeo y la verdad es que para nosotros no podría haber una fecha mejor ni más especial.

El anuncio ha creado un gran revuelo en redes sociales, con muchos extras y fans deseando ver el resultado final. ¿Cuánto tendrán que esperar para verla en salas?

-Todavía no lo sabemos con exactitud. Probablemente será un estreno de otoño, así que habrá que esperar algo más de tiempo para verla en cartelera. Hemos notado la enorme expectación que se ha generado porque cada vez que tuiteamos algo o colgamos mensajes en Facebook, las menciones y el apoyo son continuos. Todo eso da un poco de vértigo y esperamos estar a la altura.

Habla de vértigo y no es para menos. ‘Gernika’ llegará a salas de cine de todo el mundo, ¿no es así?

-Sí, tendrá una distribución mundial de la mano de Sony, que acercará la historia a mucha más gente que si lo hubiéramos hecho de una manera más pequeña. Por un lado, Gernika es muy local; por otro, nace con una vocación internacional. Ocurre que fuera no conocen la historia. Cuando íbamos a vender la película a Cannes, por ejemplo, la asociaban al cuadro de Piccaso, pero pocas personas sabían lo que ocurrió. Cuando explicábamos que detrás del cuadro había un bombardeo, había gente que se sorprendía.

¿Cuánto tiempo lleva gestándose este proyecto?

-Unos cuatro años. El cine es un proceso largo para degustar algo que apenas dura un par de horas. Y más en una película como esta, con muchos efectos visuales, porque había que recrear de la manera más creíble el bombardeo. Hemos disfrutado en el proceso de montaje porque es entonces cuando comienzas a visualizar cosas que hasta entonces no existían.

¿Y cómo se decidió a llevar este acontecimiento a la gran pantalla?

-Este caso es algo un poco loco porque ocurrió justo al revés. El proyecto no sale de mí sino de dos productores malagueños, José Alba y Carlos Clavijo, que me ofrecen dirigir la película. Cuando me llamaron ya llevaban un tiempo trabajando y buscaban un director que hubiera rodado en inglés y fuera de la tierra. Me dijeron que habían pensado incluso en que fuera extranjero, pero acabé convenciéndoles de que lo interesante era tratar el tema desde el punto de vista de alguien que conocía la historia desde dentro.

Apenas se conocen trabajos cinematográficos sobre el bombardeo de Gernika. ¿Le sorprendió?

-Sí, me llevé una gran sorpresa. Pensaba que habría tres o cuatro películas y resulta que investigué y apenas existe nada, quitando la miniserie de ETB Gernika bajo las bombas. Es un tema que se ha tocado muy tangencialmente en el cine. Hay menciones al bombardeo o al cuadro, pero no se ha hecho ninguna película para salas de cine que transcurra en ese momento histórico. Esto hace más grande y apetecible invertir cuatro años de mi vida en contar esta historia.

¿Han sentido que la población vasca se ha volcado con el proyecto?

-Absolutamente. No sabemos si funcionará o no, pero la película ya está bendecida por el público. Todo el mundo nos ha abierto sus puertas. En lugares como Lekeitio o Ar-tziniega recreamos el bombardeo y metimos escombros, fuego, explosiones... Estamos eternamente agradecidos a todos los lugares donde hemos grabado; fue un esfuerzo de producción y humano increíble.

A la hora de recrear el bombardeo, barajaron la posibilidad de desplazarse a Alemania o Rumanía. ¿Qué les llevó a decidirse por Bizkaia?

-A priori, cuando uno piensa en bombardeos, le vienen a la cabeza casas derruidas, fuego, explosiones... y, claro, tiendes a pensar en hacerlo en decorados. Alemania y Rumanía nos ofrecían unos ya construidos, que en el caso de Rumanía podíamos, por así decirlo, casi destrozar. Después de pensar mucho en la propia identidad de la película, decidimos que era mucho mejor rodar en Euskadi. Por muchos decorados que tuviéramos, rodar en las localizaciones reales no es lo mismo.

¿Esa decisión trajo consigo un esfuerzo añadido de producción?

-Dedicamos mucho tiempo a buscar localizaciones y quizá en los decorados hubiéramos tenido más facilidades para rodar, pero esa verdad solo podíamos conseguirla aquí. Es algo que se palpa en la pantalla. Sinceramente, creo que lo que hemos conseguido no lo hubiéramos logrado nunca en un decorado. Luego estaba el tener que parar el rodaje y trasladarse a otro país con un equipo nuevo. Era una película complicada y tener a tu equipo cerca e implicado era importante.

El protagonista, Henry Howell, comparte muchos rasgos con el periodista George Steer. ¿Se trata de su particular homenaje a quien destapó la verdad del bombardeo?

-Sí, hemos querido homenajear a todos esos periodistas que se juegan la vida. El protagonista está inspirado en diferentes reporteros de guerra de la época: Capa, Hemingway... pero, sobre todo, tiene mucho de George Steer. Él fue el primero y único que contó al mundo lo ocurrido y se jugó su puesto en el Time.

Steer contó en un libro su experiencia en el frente. ¿Ha sido esta su principal fuente a la hora de construir el personaje?

-Muchas cosas están directamente inspiradas en la biografía que menciona, pero la película es un compendio de anécdotas. La base tiene mucho de esa biografía pero hay cosas recreadas a partir de la Oficina de Prensa Republicana de Madrid, los relatos de Hemingway y compañía y, por supuesto, testimonios de supervivientes. Nos hemos documentado todo lo que hemos podido para crear esta historia de ficción con una base muy realista.Los personajes femeninos tienen un papel esencial en el transcurso de la historia, ¿me equivoco?

-Así es, queríamos que el punto de vista fuera muy femenino. El personaje de Teresa, la protagonista, está inspirado en Constancia de la Mora, directora de la Oficina de Prensa Extranjera de la República. En el lado de los periodistas, tenemos a una fotógrafa de guerra (Ingrid García-Jonsson) inspirada en mujeres como Gerda Taro y Marta Gershon, que se jugaban la vida junto a Robert Capa y que son menos conocidas. En definitiva, tiene un componente muy femenino porque nos parecía interesante destacar el papel que jugaron estas mujeres en la guerra.

Varios inversores vascos han apostado por implicarse en el proyecto. ¿Cómo lo han logrado?

-Cuando íbamos a vender la película remarcábamos mucho la idea de que se rodaba y se dejaba el dinero en Euskadi. En total, hemos dejado unos dos millones de euros y todo eso repercute en la zona. Si abrimos las puertas a que se invierta más a nivel local y se traigan más rodajes a nuestra tierra, sería maravilloso.

A la espera del gran día. ¿Qué últimos detalles quedan por pulir?

-El trailer ya está hecho y esperamos lanzarlo pronto en redes sociales, junto al cartel definitivo. Hace una semana hicimos un pase en pantalla grande de la copia que llevaremos a Málaga y, pese a haberla visto unas 150 veces, confieso que me emocionó. Vino gente que no la había visto todavía y algunos acabaron llorando, así que es buena señal.

Otro de los productores, Daniel Dreifuss, deseaba que el estreno generara debate. ¿Qué reacciones espera usted?

-Básicamente, es una ficción creada en un contexto histórico real. Más allá de debates ideológicos o políticos, para mí lo más importante es que la gente se emocione y la historia llegue a todos aquellos que no la conocían. A partir de ahí, todo el debate que se genere será bueno.