Fue en el Hor Dago cuando ayer por la tarde la banda alavesa y catalana Green Valley terminó junto a su público una jornada maratoniana. Fue el momento de la firma de discos y de interpretar algunos de los temas que componen su quinto álbum, un Ahora que vio la luz hace un par de semanas. Eso sí, la rueda no para y las citas se acumulan en la agenda de un grupo que en junio volverá a cruzar el Atlántico y que, como se confirmará en nada, regresará a la Gasteiz dentro de no tanto tiempo tras llenar, el pasado diciembre, dos noches seguidas la sala Jimmy Jazz.

Su último trabajo ha ido tomando forma mientras el sexteto ha estado girando. “En principio no íbamos a hacer conciertos de despedida de Hijos de la Tierra, pero ha sido un disco tan especial que nos lanzamos; nos terminamos juntando con todo: estábamos tocando los temas antiguos, grabando las canciones nuevas, ensayando el show anterior y diseñando el próximo, así que había ensayos en que preguntábamos: ¿hoy, qué toca? Claro que sarna con gusto no pica”.

En este sentido, los componentes de la banda reconocen que “como somos una familia, no podemos dejar de vernos ni una semana”, una relación que se traduce también en el hecho de que no se sientan presionados con respecto a Ahora tras el éxito que ha tenido el mencionado Hijos de la Tierra. “Cada disco es lo mejor que hemos podido ofrecer en cada momento”, apuntan, conscientes de la repercusión que su sonido ha ido adquiriendo en estos doce años, incluso a pesar de los medios de comunicación, muchas veces ciegos y sordos ante géneros como el reggae y dancehall. “Gracias a Internet y las redes sociales ya no hay sólo lo que te dan por la tele o por las radios, sino que uno puede investigar y elegir lo que le gusta. Hay un menú mucho más grande”, describen, aunque reconocen que “somos conscientes del alcance que tenemos cuando salimos a un escenario porque nuestro día a día es el mismo que hace diez o doce años, más allá de tener la agenda más apretada”. Bueno, aunque también hay situaciones que son sinónimo de su éxito, como estar en Latinoamérica varias horas firmando discos. “Lo viven de manera diferente; la gente es muy agradecida y respetuosa”.

A sus seguidores y a cualquiera que se encuentre con Ahora, Green Valley le recomienda que escuche el disco como quien se pone debajo de una cascada: “que se quite la ropa de los prejuicios, cierre los ojos y sienta” un álbum que desde su título quiere ser una llamada de atención para decirle al público que no se pierda lo que tiene en este momento. “Tu corazón está latiendo en este instante. Evidentemente, existe el mañana y está el pasado. Pero no puedes dejarte atrapar por la ilusión de un futuro que tal vez no se produzca como piensas ni por las toxicidades del ayer”. A ese consejo se une el tono positivo que, como en trabajos anteriores, está presente en el álbum. “No decides cuándo o dónde naces, pero sí cómo te tomas lo que te toca vivir. Siempre hay cosas por mejorar, pero eso te saldrá mejor desde una buena actitud. Por lo menos, es lo que te vas a llevar cuando mueras. Cuando te vayas, te llevarás lo que hayas sentido y es mejor sentir algo que sea bonito”.