Vitoria - Acaba de regresar de Bélgica, de tomar parte en la última edición del mercado de coproducción Frontières, donde lo que será su primer largometraje -una adaptación a la gran pantalla de la historia de Patxi Errementaria- ha tenido la oportunidad, junto a otros pocos proyectos seleccionados, de buscar aliados. Tras acumular una larga lista de premios gracias a sus cortos (El bosque negro, Jugando con la muerte, Los monstruos no existen,...), el realizador gasteiztarra Paul Urkijo vive un nuevo sueño.

¿Qué será ‘Errementari’?.

-Desde siempre he consumido cine de género fantástico, igual que literatura, mitología... y, por supuesto, las historias del folklore de aquí. Y siempre he querido adaptar esos relatos al cine. Patxi Errementaria es el cuento que más me gusta desde pequeño y pensaba que era el idóneo para ser adaptado cinematográficamente. Así que mi idea es hacer una película de género fantástico con un ambiente de fantasía oscura, con elementos de humor negro, aventura y algo de terror. Será un largometraje con un carácter local pero con un espíritu internacional a nivel de entretenimiento cinematográfico a través de una puesta en escena muy trabajada, efectos especiales... pero con un espíritu muy de aquí.

Alguien puede pensar que, para una primera película, escoger una historia con fondo universal pero forma local y, además, contarla en euskera puede ser una apuesta arriesgada pensando en fronteras más allá de Euskal Herria.

-Es cierto que el cuento, aunque es muy local, pertenece a un imaginario europeo que relata la historia de diablos que intentan llevarse el alma de seres humanos, aunque terminan siendo escarmentados porque, de alguna manera, el mal reside más en los humanos que en ellos. En este sentido, con Patxi Errementaria hablamos de nuestra versión propia de una historia compartida con otras culturas. Eso rompe, de alguna manera, esas fronteras. Además, el propio género ayuda también a eso, sin olvidar que el hecho de rodar en euskera le aporta a la película un valor añadido, se convierte en un factor más exótico de cara a consumir el largometraje fuera. De todas formas y por encima de todo, siempre he sentido que tenía que contar esta historia en euskera. No es una cuestión de pensar en si se va a vender más o menos por eso, es que no puedo hacer la película de otra manera. Es más, creo que va a ser un largo mejor siendo en euskera.

Todavía se está en el proceso de pre-producción y acaba de regresar de Bélgica para buscar financiación. ¿Ahora son más los problemas que aparecen en el horizonte que soluciones o está encontrando receptividad?

-Hemos tenido muy buena recepción en Bruselas, nos han felicitado por el proyecto y por el hecho de rodar en euskera porque ellos lo ven como un elemento interesante y exótico. De hecho, hay quien nos ha dicho que eso también nos diferencia. Si rodásemos en inglés seríamos una película más. Hemos tenido muchísimas reuniones con productoras y distribuidoras, contactos con los que ahora tenemos que seguir trabajando.

¿Los próximos pasos?

-Ahora estamos, con Kinoskopik y Gariza Films, con todos los temas de localización, diseño de criaturas, efectos... la idea sería poder afrontar el rodaje entre noviembre y diciembre.

Reparto, lugares para el rodaje... ¿todavía es pronto?

-Vamos poco a poco (risas).

Con esta idea lleva ya tiempo en la cabeza. Ahora que parece que se va a hacer realidad, ¿qué emociones siente?

-Me da la sensación de que la maquinaria está en marcha, que eso me está suponiendo una gran ola de trabajo y pienso que la película se va a hacer, pero también te digo que yo hasta que no empiece a rodar... Pero noto que la energía es muy positiva, que estamos trabajando muy duro y que es una realidad algo que llevo persiguiendo desde hace muchos años. Se ve luz al final del túnel.

Tal y como están los tiempos, y la propia industria cinematográfica aquí, ¿el mayor reto es poder conseguir financiación suficiente para un filme que, además, va a exigir un nivel de efectos especiales y este tipo de cuestiones técnicas?

-Hasta ahora, todos los trabajos que he hecho están dentro de este ámbito y en este sentido me siento muy cómodo. Sé lo que va a costar cada prótesis para cada criatura, sé si tengo que hacer esto en digital o si lo otro es factible... Entiendo que aquí el género fantástico no es muy habitual, pero si por algo se han caracterizado mis obras anteriores es por realizar cosas que no son normales por aquí. La experiencia que he adquirido en los cortos es para llevar esos aprendizajes a un largo. Y aquí, aunque no de esa impresión, hay talento e industria para hacer este tipo de cosas, lo que no hay son proyectos.

Con las complicaciones que también tienen, pero ¿no va a echar de menos hacer cortos frente al proyecto que afronta ahora?

-(Risas) Para nada. Aunque eso no quiere decir que no vuelva a los cortos pero hacer largometrajes es lo que llevo persiguiendo toda mi vida, así que ahora estoy aferrado a ello con fuerza.