Vitoria - A principios de otoño, el Servicio de Juventud del Ayuntamiento de Vitoria, siguiendo en buena medida el modelo de un certamen ya veterano como el de Gazte Klik Klak, lanzó diferentes concursos con los que promover la creatividad en distintas disciplinas. Una de estas iniciativas era Gazte Arte, propuesta que justo estos días está viviendo su segunda parte a la vista del público que transita por el antiguo Depósito de Aguas.
Con más de 30 proyectos recibidos y la satisfacción por parte de los técnicos municipales con respecto a la aceptación de la apuesta y cómo se está desarrollando, según explica Imanol Pradells, el espacio de Montehermoso está siendo desde el 21 punto de encuentro para los cuatro artistas seleccionados en esta primera edición, que están dando fondo y forma a sus creaciones en un taller abierto en el que cuentan con el acompañamiento y asesoramiento de Iñaki Larrimbe y Anabel Quincoces. Mañana termina ese camino, aunque unos y otros regresarán al centro cultural a finales de enero puesto que llegará la última parada del certamen, el premio final en forma de exposición colectiva.
Conectados por un trozo de moqueta negra que han reciclado e intervenido a modo de escenario de un crimen de las horas muertas, Ariadna Sánchez Hernández, Jon Gil Alonso, Jennifer Custodio y Julia Fernández-Marcote caminan de manera paralela a lo largo de estas jornadas, dejando, eso sí, que sus respectivas sendas les conecten tanto entre ellos como con los visitantes que, en la gran parte de los casos, se encuentran con Gazte Arte sin tener ninguna idea de lo que es o significa.
“La gente siempre ve un resultado, pero aquí pueden ver el proceso y eso es interesante”, apunta Sánchez Hernández, que se encuentra desarrollando, mediante la manipulación de látex para la creación de diferentes esculturas, Alétheia. “Lo que más me atraía de la convocatoria era el espacio, que me parece un lugar precioso y, sobre todo, grande, que es algo que echo en falta en la universidad”.
Justo frente a su mesa está Fernández-Marcote, cuyas ilustraciones ya conocen quienes se encontraron con ella hace justo un año en una exposición realizada en Zuloa. Giara es el cómic que está generando partiendo de algunos de los personajes que ha ido inventando en los últimos años, en concreto tomando como protagonista a uno de ellos, que empezó a diseñar cuando la autora tenía once años.
Aquí, ahora y eternamente es el trabajo de Gil Alonso, una intervención pictórica en los cráneos de animales -que ha conseguido en el parque natural de Valderejo- a través de la cual el artista se asoma al concepto de la muerte desde la perspectiva de la cultura mexicana, donde el drama pasa a un segundo plano.
También ganadora de Gazte Klik Klak, Custodio Pérez completa el taller abierto, aunque en su caso el papel del público es distinto. En Recordis, su parte ya está hecha, por así decirlo, puesto que presenta una serie de vídeos domésticos grabados por su padre y que le tienen a ella, cuando era una niña, de protagonista. A los visitantes les propone dejar escritos sus recuerdos infantiles al ver los audiovisuales.
Eso sí, el comportamiento de la gente que estos días está pasando por el Depósito es de lo más dispar. Aquellos que se encuentran haciendo visitas guiadas por el Casco “pasan de largo porque, no sé, igual piensan que estamos aquí puestos por el Ayuntamiento”, ríe Gil Alonso, “aunque sí hay otras personas que sí se paran a ver, preguntar, y les parece muy curioso”. “Parece casi un experimento social”, añade Custodio, consciente de que, en su caso, “el vídeo a veces le cuesta mucho a la gente”. “Quienes vienen son muy respetuosos, incluso un poco demasiado”, sostiene Sánchez.
Los cuatro, además, valoran de manera especial la labor de Larrimbe y Quincoces. “Nos asesoran y ayudan”, señala Fernández-Marcote, un trabajo en el que también están contando con invitados como el director de Artium Daniel Castillejo o el dibujante Mauro Entrialgo. “Nosotros también aprendemos”, apunta el artista, a través de ese contacto de generaciones que se produce entre unos y otros.
Asimismo, Larrimbe apuesta por mantener este tipo de formatos nuevos. “Me interesan los proyectos más bien económicos que ponen en relación a la gente, que no se basan sólo en la exposición y que cuentan con una rotación en el comisariado. Eso da nuevas miradas y aporta a la ciudad”, describe Larrimbe, al tiempo que Quincoces destaca que en el caso de Gazte Arte “la iniciativa partió del Servicio de Juventud, no de nosotros”.