MADRID. Salma Hayek es actriz, productora y tiene como prioridad su papel de madre porque, asegura, "las mujeres luchamos por nuestros hijos, nuestras juventud y nuestra libertad", algo que en su opinión, queda bien reflejado en su última película, recién estrenada en España, "El cuento de los cuentos".

Todo es compatible para esta mujer llena de energía que escoge sus trabajos tanto por la historia como por el director, en este caso el italiano Matteo Garrone, que ha adaptado cuentos clásicos del siglo XVI en este filme que llega ahora a las salas tras estrenarse en el pasado Festival de Cannes.

La actriz asegura que esta película, en la que interpreta a una reina, habla de esos temas importantes para las mujeres, algo "extraordinario porque se trata de historias escritas hace mucho tiempo", resalta en una entrevista con un reducido grupo de medios de comunicación, entre ellos Efe, tras la presentación en Cannes.

Una versión moderna y compleja de esos cuentos clásicos, en la que Hayek participa como una reina excesivamente maternal y controladora.

"Intento conectar con los personajes y tener empatía por mis personajes. En mi cabeza mi hijo es el cruel, él no aprecia lo que hago y me aparta", recuerda la actriz, que sacó su lado más posesivo como madre para hacer este papel.

"Tengo un sentido patológico de la maternidad", reconoce la actriz, que sin embargo es consciente de que ser madre no debe ni puede serlo todo en la vida de una mujer. "Lo que hacen muchas mujeres con ese instinto maternal y lo hacen no solo con niños, también con hombres, es poner todas sus posibilidades de felicidad en una sola persona, en un solo ser humano", reflexiona.

Por ello Hayek se vuelca en su hija Valentina, a la que lleva a muchos de sus rodajes -"le encanta sentarse enfrente del monitor y darme órdenes", dice- pero también en su trabajo como actriz y productora y en el campo humanitario -es portavoz de la campaña "Un paquete na vacuna" de Unicef-.

"Mi pasión por el trabajo humanitario viene de la empatía, la fuente de mi pasión por los personajes viene por la empatía de la humanidad, la fascinación de actuar, en contar historias viene de mi fascinación por la humanidad, por los diferentes seres humanos, por la profunda esperanza por una evolución en nuestra raza".

Todo lo mezcla con energía y pasión. La ayuda, la interpretación, la familia. Y todo salpica la conversación con los periodistas que salta de la película que presenta a su hija e incluso a su abuela, de quien recuerda que le contaba cuentos muy intensos cuando era pequeña, en cierto modo similares a los del filme de Garrone.

"Creo que ahí empezó mi amor por contar historias porque mi abuela no solo escribía bien, sino que era muy buena contando historias", recuerda antes de añadir divertida: "también ahí empezó mi problema de dormir por las noches".

Esa pasión por los cuentos fue otro de los motivos para embarcarse en este proyecto internacional, que cuenta con actores como el francés Vincent Cassel, el británico Toby Jones o el estadounidense John C. Reilly.

Pero lo más importante para ella era el director. "Hubiera trabajado con Garrone en cualquier cosa que me hubiera ofrecido (...) Cuando te llama sabes que algo increíble va a ocurrir y no sabes el qué, no sabes en qué dirección te va a llevar física o psicológicamente".

Y sobre su trabajo con él asegura que lo que más le gusta es que "no manipula nada", y que en sus rodajes reina "una especie de libertad".

Aunque al mismo tiempo es un artista muy preciso y cuidadoso hasta lo enfermizo.

"Tiene el guión y la planificación, pero de repente se pone a mirar la luz, coge a los actores y empieza a hacer cosas diferentes, intenta una cosa y otra, nadie sabe hacia dónde va. En un momento dice: es una mala localización y decide cambiar, trasladarlo todo y comenzar de nuevo", explica la actriz.

"Siempre quise hacer 'El cuento de los cuentos'. Siempre quise trabajar con Garrone, antes de que fuera director, pero no había un director Garrone que me llamara. Eso es lo que ha cambiado, ahora tengo esas oportunidades", asegura satisfecha.