En nuestra ciudad, en el ámbito de la creación, hemos traspasado hace mucho tiempo la línea roja. Puede parecer que esta situación forma parte de un problema generalizado, extrapolable a otras ciudades. Pero esto es así en parte. Porque aquí la problemática es más honda. En Gasteiz los artistas jóvenes tienen que emigrar si realmente quieren intentar vivir del arte, los ya no tan mozos se dedican a otros menesteres para poder subsistir y los más veteranos no se largan de aquí porque no tienen ya la energía suficiente como para poder empezar una nueva vida en otros lares. Algunos de ellos viven gracias a las famosas RGI. Eso es lo único que nos diferencia de las ciudades de otras comunidades: que por lo menos en Euskadi existen ayudas para la gente con escasos recursos, incluyendo a los artistas. Pero el drama que vive el arte en Vitoria no es tan heavy como el que se vive en Bilbo o Donostia. Pues nuestras ciudades vecinas cuentan al menos con galerías de arte contemporáneo, existe cierto coleccionismo privado, disponen de infraestructuras pensadas para que los artistas produzcan arte, tienen becas, ayudas? y aquí, en cambio, nos encontramos con un vacío con una temperatura cercana al cero absoluto. Lo paradójico es que vivimos en una ciudad con recursos, que fácilmente podría mantener vivo al mundo de creación: incentivando la creación de empresas culturales, galerías de arte? O, por otra parte, desde nuestras instituciones públicas (centros cívicos, universidades?) se podría ofertar al sector creativo trabajo a tiempo parcial. No hay que olvidar que en general es un colectivo preparado, titulado... Los artistas podrían dar clases, charlas, catalogar obras y libros, restaurar patrimonio? y seguir creando.
Mientras tanto desde la sociedad civil surgen ideas para intentar paliar esta desidia institucional para con el mundo de la creación. Hoy podremos conocer uno de ellas. Se llama Aterriza Galería. Aterriza Galería es un dispositivo pensado para la exhibición, promoción y venta de arte. Un dispositivo impulsado por la creadora Nerea Lekuona y el realizador Jorge Salvador. Cuenta con un polifacético equipo formado por Ernesto Iriarte y Sara Corres, encargado de todo lo relativo a la logística de esta iniciativa.
A diferencia de una galería de arte ortodoxa, Aterriza Galería no cuenta con una sede definida pues su idea es habilitar diferentes estudios de artistas de la ciudad para que puedan funcionar como lugares para la exhibición y comercio de obra. Como señalan los artífices de este dispositivo: el proyecto quiere dar respuesta a una necesidad básica de los artistas: poder vender su obra.
El primer capítulo de Aterriza Galería arranca hoy mismo: en el estudio del artista Gustavo Adolfo Almarcha que ha sido convertido en una improvisada galería. Todo aquel que quiera participar en esta peculiar iniciativa tiene que acudir hoy a las 19.30 a la cafetería Kuluska (frente al C.C. Iparralde). Ahí nos vemos.