Madrid - El miriñaque, el polisón y el corsé, prendas interiores y socialmente aceptadas, “dibujaron, constriñeron y enjaularon la silueta de la mujer en el siglo XIX”, asegura Elvira González Asenjo, comisaria de la exposición Jaulas doradas, que acoge el Museo del Traje madrileño hasta el 20 de septiembre. Aborda la evolución desde el miriñaque al polisón y el desarrollo del propio corsé, tanto en patrones de mujer como de niña. ¿Qué es el miriñaque? Una falda almidonada guarnecida con aros, a modo de armazón, que tuvo su origen en 1850. “Su estructura es similar a la de una jaula de hierro que contribuye a aumentar el volumen a la figura de la mujer, confiriéndole una silueta acampanada”, detalla la comisaria. A pesar de su rigidez, esta estructura aportaba gran ligereza al movimiento de la mujer, “ya que sostenía las faldas del traje sin necesidad de utilizar múltiples capas superpuestas”. - Efe
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