Madrid - Miguel Bosé se siente hoy por hoy “fuera de las modas” que, en su opinión, dictaminan los llenazos en los conciertos en España. “Este es el año de Pablo Alborán y de Joaquín Sabina”, apunta. No obstante, este “adicto al escenario” ha vuelto a prescribirse una gira mundial. ¿O debería llamarlo “terapia”? “Me he subido al escenario con 40 de fiebre y he bajado sin ella. He actuado con un tobillo torcido y se me ha arreglado allí y he empezado un concierto queriendo matar al mundo y he salido suave como un guante. Cualquier problema se me esfuma sobre el escenario, es tan beneficioso para mí como la meditación y el yoga”, afirma.
El músico, que el pasado otoño publicó su vigésimo disco de estudio, Amo, se muestra entusiasmado con su nuevo “tour”. “Este es un viaje y, para viajar, las cosas se tenían que mover”, avanza enigmático sobre un espectáculo de algo más de dos horas de duración y “sin interrupciones”, que sorprenderá de partida con un escenario completamente blanco y vacío, sin músicos, sin estructura aérea, sin colores...
Según relata, en el escenario sonarán las canciones de Amo, “dos o tres temas míticos de culto” que hacía tiempo que no rescataba y grandes éxitos como Bandido, pero en sus versiones originales. La gira arrancará en el Estado el 20 de junio, en la plaza de toros de Valencia, y recorrerá después otros diez estadios.
Sobre la dificultad de llenar los pabellones, para el músico “España va muy por modas” y él se siente ahora “fuera” de ellas. A ello, expone, se suma una endeble situación económica, sobre todo para la música en directo, “penalizada” por un 21% de IVA contra el que se ha rebelado públicamente (se ha adherido al Día Sin Música) y cuya reducción, opina, es una de las primeras medidas que los políticos deberían tomar. - Javier Herrero