gasteiz - “Hoy cae una nevada y exigimos que las calles estén limpias al momento para que podamos ir con el coche a comprar el pan. Nos da igual si se utilizan toneladas de sal o las horas extras de los operarios. Hemos dejado de respetar la naturaleza. Un día tendremos los pozos de fracking en la puerta de casa y nos extrañaremos, pero en realidad será una consecuencia de cómo nos comportamos hoy”. Iker Ortiz de Zárate, fundador y director de Ortzai, tiene claro que hace tiempo que su ciudad natal dejó de ejercer el orgullo medioambiental por mucho título de Green Capital del que se presuma, una situación que motiva la versión que ha realizado del cuento El tiempo congelado, de Patxi del Campo, para su interpretación este domingo junto a la Banda Municipal de Música de Gasteiz.
De hecho, la formación ya ofreció esta propuesta, en su formato original, en 2006, una senda que ahora retoma con la compañía del grupo de teatro para ofrecer una nueva sesión de los Conciertos en Familia. La cita, para la que todavía quedan entradas a la venta, será este domingo a partir de las 18.00 horas sobre las tablas del Principal.
Ahí, los espectadores se encontrarán con una ciudad blanca, con una Vitoria en la que cobran vida distintas esculturas, bien conocidas por cualquier ciudadano. “Quizás estemos a tiempo de darnos cuenta de que en esa ciudad cuya imagen tradicional ha sido siempre su retrato nevado hecho por los pintores locales, las niñas y niños deberían disfrutar de la nieve en sus calles sin que las máquinas se precipiten a retirarla toda. De que la poesía y el silencio, el detener el tiempo de la nieve tiene un valor intangible e innegable. De que los beneficios de los ciclos naturales lo son, principalmente, para el ser humano, independientemente de que su gusto personal le haga añorar el trópico”.
Esas ideas, así como la puesta en valor de conceptos como la solidaridad, fundamentarán un recital en el que se irán sucediendo composiciones de, entre otros, Aramburu o Guridi. “Visualmente va a ser una propuesta muy sencilla, pero detrás tiene un gran trabajo y muchas exigencias”, apunta Ortiz de Zárate.