la aparición de dos nuevas formaciones políticas en el horizonte de la disputa democrática ha introducido un factor de inquietud y nerviosismo en los estados mayores de los partidos políticos que venían disputándose la señal y el santo con acomodada prestancia democrática. Podemos y Ciudadanos amenazan con tsunami electoral a lo largo de cinco convocatorias a las urnas, en las que los ciudadanos pueden cambiar el signo de la política, los rostros de los protagonistas públicos y la manera y modo de llevar la acción política, hoy corrompida, afectada de desafección ciudadana y presa de actitudes y maneras que los ciudadanos rechazan. La aparición de dos formaciones nuevas, con la actual ley electoral en la mano, amenaza con crear una dinámica de pactos para la que es dudoso estén preparados los actuales regentes partidarios, más acostumbrados al bipartidismo y reparto del poder en modo cambalache, cambio ideas y proyectos por presupuestos e influencias. A partir de fines de este marzo casi primaveral, veremos en Andalucía cómo se compaginan interés de la tribu política partidaria con necesidades de ceder para pactar, y consolidar gobiernos mayoritarios y eficaces. Los ciudadanos hoy, rechazan modelos y disputas ideológicas que no resuelven problemas del día a día, que la crisis ha puesto en primer término de las preocupaciones sociales. Es tiempo de pacto, de acuerdo, de cesiones mutuas, que no necesariamente simétricas, y ante este panorama, los problemas acuciantes demandan soluciones rápidas, claras y visibles, cimentadas en financiación segura y firme. El resto, es decir, los viejos modos de la política española, han quedado arrumbados, dejados al borde del camino y superados a base de recortes, apreturas, escándalos y comportamientos inaceptables para una ciudadanía fustigada por el paro, la paga corta y las necesidades grandes. El nuevo tiempo de la política no busca el enfrentamiento; requiere soluciones, propuestas factibles y dejarse de mirar el particular ombligo de cada sigla para acordar medidas lógicas y comprensibles para problemas concretos, medidos y reconocidos.
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