el diseñador Ángel Schlesser encara el próximo invierno con una colección en tonos neutros y pinceladas en granates, verdes y amarillo que le permiten jugar con la feminidad de la mujer a capricho. “No sé si esta colección es muy diferente a las anteriores, creo que siempre me salen las mismas cosas”, explica el diseñador cántabro.
Y en cierto sentido no le falta razón, porque la mujer Schlesser mucha veces luce patrones limpios, depurados al máximo y rescatados de prendas militares y marineras, “además de la costura de André Courréges”, un diseñador que le “inspira”, cuenta el creador.
Así, con un único estampado, cuadros en blanco y negro, Schlesser vuelve a presentar sus afamados trajes de chaqueta, patrón que sabe trabajar como pocos.
Junto a ellos, abrigos largos y masculinos, entallados y más femeninos con doble abotonadura reclutada de la uniformidad militar, pantalones anchos y rectos y vestidos de corte asimétricos y faldas de línea trapecio. Y la noche, lejos de ser predecible, se viste en blanco y negro.
Por su parte, Amaya Arzuaga presentó una nueva colección “romántica, artesana y tecnológica”, explicó la diseñadora, que se ha decantado por la superposición de piezas y la silueta midi. “El tejido me ha dado la pauta”, indica la diseñadora burgalesa, que ha teñido de negro, vainilla, granate y verde jade una preciosa serie de vestidos ceñidos a la silueta de la mujer, pero que sin embargo, despliega todo su poderío con unas voluminosas capas oscuras realizadas con pliegues de origami.
El vestido guía el discurso de Arzuaga. Prenda que ha confeccionado en punto y en neopreno, un material que primero ha cortado con láser y después ha cosido a mano con la aguja bien enhebrada.
Antes, Ulises Mérida exploró los límites de vestido de noche, que en esta ocasión presenta con unos leggins de cuero negro, “para darles un punto canalla y roquero”, dice el diseñador.
Clásicas y convencionales son las prendas de Esther Noriega, quien se decanta por propuestas de cóctel y noche. Ya por la tarde, Juanjo Oliva se despidió con su propia línea de la pasarela madrileña con destino a Nueva York, una nueva aventura sin billete de vuelta, mientras que Ana Locking pretende afianzar su aventura americana que ya despegó hace seis meses.
El diseñador Juanjo Oliva dice adiós a Madrid con una colección “caótica”, ideada tras valorar y reflexionar sobre conceptos como “diversión”, “negro”, “noche”, “fuegos artificiales” “discoteca” y “años 70”.
Como si hubiera agitado estas palabras en una coctelera, ha ideado una colección inspirada en el gran maestro del corte Halston que revisita la década de los setenta y se distribuirá bajo la etiqueta Juanjo Oliva para Elogy, en El Corte Inglés.
El músculo financiero que le proporciona su colaboración con los grandes almacenes le permite asumir el caro peaje que acompaña un proceso de internacionalización, explica el diseñador. Una aventura llena de obstáculos, que hace seis meses emprendió Ana Locking y que ahora él confía dé sus frutos en breve. Esta vez la diseñadora indaga en el juego de las apariencias para proyectar una colección que muestra lo que no es.
Con los pies afianzados en España, Devota&Lomba ha subido a la pasarela una colorista colección muy urbana con detalles artesanos, en la que tienen cabida prendas de entretiempo, como vistosas gabardinas verdes.
Modesto Lomba, que celebra su 58 colección en la pasarela madrileña, se inspira en las metrópolis para coser prendas con volumen como chaquetas capas y abrigos capa, así como vestidos rectos adornados con plumas. “Los bolsos y botas de montar de piel de potro refrescan y dinamizan las prendas”, explica el diseñador.