BILBAO- 2014 ha sido un año espléndido para el cine en el estado, que ha conseguido más de 21 millones de espectadores y más de 130 millones de euros de recaudación, rompiendo la barrera entre el mundo del celuloide y el público. Por eso ayer había caras menos sombrías entre los asistentes a la ceremonia de los Goya, aunque también se dejaron oír las quejas y las reivindicaciones. Dani Rovira, nada más empezar la gala, le espetó directamente al ministro de Cultura, José Ignacio Wert, quien este año sí decidió aceptar la invitación tras su ausencia del año pasado: “Estoy contento de que haya decidido estar con nosotros: disfruta, pásatelo bien, siéntete querido, enamórate de nosotros, somos pa comernos. Nacho, pon buen cara. Que esto está lleno de cámaras y nos ve todo el mundo... También se interactúa en las redes sociales. Nacho quédate al coctel, que está pagado”.
El actor y cómico comenzó a repasar con humor los detalles de los filmes nominados a Mejor película, entre ellos Loreak, dirigida por Jon Garaño y José Mari Goenaga, a los que deseó también suerte. Y bromeó: “Hay que ver cómo son los vascos, solo dos nominaciones: a la mejor película y a la música original. O van a por el rolex o no van a por nada”.
Loreak se quedó sin el premio a la Mejor película y sin el de la Música Original, pero la Academia decidió premiar a Ocho apellidos vascos, el gran fenómeno del cine de 2014. La película recaudó en taquilla 56 millones de euros, la mejor cifra que ha conseguido nunca una producción española. El actor vasco Karra Elejalde se llevó su segundo Goya como actor de reparto por su personaje de Koldo en este filme, que quedará en la memoria de todos. En este apartado competía con Eduard Fernández, por El Niño; Antonio de la Torre, por La isla mínima; y José Sacristán, por Magical Girl.
“Comparto este Goya con todo el equipo de la película y con alguien imprescindible para el éxito de esta peli, Martínez Lázaro. Y se lo dedico a la memoria de mi viejo, de mi tío Ramón y a Alex Angulo, ese gran compañero que ha sido siempre para todos los actores vascos. Cada uno de ellos y de una manera distinta me han aportado mucho en mi trabajo. También se lo dedico a mi familia, hermanos, mi vieja, mi gente y a mi hija Ainara, que me salió muy bonita”. Elejalde obtuvo otro Goya en 2010 con También la lluvia (2010) de Icíar Bollaín.
Pero no pasarían muchos minutos para que su compañera de reparto en el filme, Carmen Machí, se subiera también al escenario para recoger el premio por su papel de Merche. Machí quiso dedicar su galardón a la recientemente fallecida Amparo Baró.
También Dani Rovira tuvo que cambiar el traje de presentador para recoger el Goya al actor revelación por su papel en Ocho apellidos vascos. “Se la dedico a la mejor compañera, en todos los aspectos”, dirigiéndose a Clara Lago.
Pero, sin duda, la gran triunfadora de la noche fue la película La isla mínima que consiguió 10 estatuillas, entre ellas el de mejor actor protagonista para Javier Gutiérrez, al mejor director, Alberto Rodríguez y el gran premio de la noche, el de la mejor película.
Magical Girl, una de las perdedoras de la noche, se tuvo que conformar con el galardón a la mejor actriz femenina, que recayó en Bárbala Lennie.
El Goya a la mejor actriz revelación recayó en Nerea Barros, una estudiante de enfermería gallega que da vida a una madre coraje en la película La isla mínima. No hubo sorpresa en el premio a la mejor película europea, que recayó en la polaca Ida, de Pawel Palikowki, ya que era la gran favorita.
El corto Sangre y unicornio, de las productoras bilbainas Uniko y Abrakam Studio, se quedó sin el Goya, ya que se lo arrebató Juan y la nube, de Giovanni Maccelli. Tampoco tuvo suerte Loco con ballesta, del alavés Kepa Sojo, que vio cómo el premio al mejor corto de ficción se lo quitó Cafe para llevar.
Pedro Almodóvar fue el encargado de entregarle a Antonio Banderas el Goya de Honor en uno de los momentos más emotivos de la gala. El actor malagueño, en su discurso, se lo dedicó, entre lágrimas, a su hija Stella del Carmen. “Es quien más ha sufrido mis ausencias”, resaltó. Pedro Almodóvar, antes de entregar el Goya a Banderas, excluyó explícitamente a Wert del club de “amigos” del cine español y de la cultura.
El presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, aprovechó también la presencia de Wert para recriminarle que “aunque no quiero ser cansino, ya va siendo hora de que nos bajen el maldito IVA. Los problemas siguen ahí”. Durante la ceremonia, González Macho puso como ejemplo a Estados Unidos y Francia, donde hacen del cine un asunto “de Estado”.