santiago de compostela - El electricista Manuel Fernández Castiñeiras, acusado de robar el Códice Calixtino de la Catedral de Santiago, rectificó ayer su primera versión, en la que se reconocía autor del robo de esta joya literaria, y afirmó que él nunca vio el manuscrito ni las importantes cantidades de dinero descubiertas en su casa.
En la segunda sesión de la vista oral, su mujer, Remedios Nieto, y el hijo de ambos, Jesús, manifestaron desconocer cualquier cuestión relacionada con este libro -hallado en un garaje propiedad de Castiñeiras- y con el dinero incautado en sus pisos, pero alegaron que el cabeza de familia pudo hacerse con 1,7 millones de euros por ser muy trabajador y por su carácter “ahorrador”. Fernández Castiñeiras estuvo interno en el penal de Teixeiro (A Coruña) desde julio de 2012 hasta enero de 2013, y ahora se enfrenta a la acusación de dos delitos de robo con fuerza, uno de ellos continuado; un delito contra la intimidad y otro de blanqueo de capitales, por los que la Fiscalía le pide 15 años de cárcel, que la Iglesia (acusación particular) eleva a 31. Para su mujer, Remedios Nieto, y su hijo, Jesús Fernández Nieto, el Ministerio Fiscal limita su petición de pena a un año y medio de prisión para cada uno de ellos por blanqueo de capitales y prevé una alternativa de seis meses por sendos delitos de receptación.
Fernández Castiñeiras insistió ayer en que no recuerda haber confesado ante el instructor José Antonio Vázquez Taín que él fuese el autor de la sustracción de esta joya literaria que desapareció en julio de 2011. El libro se halló un año después en un garaje propiedad de este operario que trabajó como autónomo para la Catedral de Santiago y, en ese momento, se identificó como el responsable del saqueo ante el juez, pero, según explicó ayer, lo hizo amenazado por el magistrado con que, si no lo hacía, su mujer y su hijo entrarían en prisión. “No declaré libre. Me sentí maltratado. El juez se burló de mí”, señaló.
Ante esta contradicción, se le mostró a Fernández Castiñeiras la grabación de un testimonio extenso que se remonta al mes de julio de 2012, en el que él mismo se delató, y que ayer escuchó con la vista puesta en el suelo, cabizbajo. En esa declaración ante el juez instructor José Antonio Vázquez Taín se ve al electricista admitiendo que fue él quien robó el Códice, y observando que eso no fue “una cosa premeditada”, sino que una mañana vio “la puerta abierta” del lugar de la Catedral en el que estaba custodiado, por lo que aprovechó la ocasión, aunque en ningún momento fue su intención “venderlo ni nada”. Asimismo, se escucha al otrora trabajador de la Catedral compostelana decir que se apropió en numerosas ocasiones de dinero de la caja fuerte del templo, y que en cuanto dejó de haber dinero, empezó a robar documentación eclesiástica que “guardaba pero ni siquiera leía”. Tras Fernández Castiñeiras, declaró su mujer, Remedios Nieto, que remarcó que jamás vio las importantes cantidades de dinero incautadas en sus propiedades, pero apuntó que tiene la “sensación” de que Fernández Castiñeiras “ahorraba mucho”. Por último, el hijo del presunto ladrón, Jesús Fernández Nieto, describió a su padre como una persona agarrada y que dictaba órdenes a su familia para que nadie tuviese acceso a sus cosas. Por ello, a pesar de que en la casa propiedad de su padre en la que Jesús reside se localizaron 30.000 dólares en metálico y tres facsímiles del Códice, dijo desconocer el origen de estos hallazgos. - Efe