los excesos navideños en el comer y beber se suelen pagar caros para recuperar el tono habitual y saludable y por ello tras tiempos de excesos, llegarán momentos de ayuno abstinente. Los tiempos pasados de la Navidad han proporcionado un momento dorado para consumo y recuperación económica de la demanda consumista viene bien para mejorar.
La tele ha sido gran colaboradora, impulsora y animadora de ventas y compras navideñas, inundando de spots y reclamos televisivos las horas de programación, creando ambiente especial navideño de compulsión compradora en la ciudadanía que aguanta como puede, varapalos varios de eterna crisis que sigue azotando. Resulta curioso comprobar año tras año, la oferta de objetos de lujo que se dispara en esta calendas con el apoyo mediático de anuncios de cine, llenos de glamour, escenarios lujuriosos y modelos atractivas que llena la pantalla de luz, color, atrevimiento y descarado llamamiento al consumo de productos que la mayoría de la población debe conformarse con ver, ya que su precio es prohibitivo.
Todo queda en ensoñación, contemplación de un mundo de joyas, relojes millonarios, exóticos perfumes en maravillosos cuerpos inalcanzables. Es la atracción de venta excitante y compra exagerada que vacía bolsillos al ritmo de sueños de oro y perlas en la plana pantalla de la tele. Atracón navideño que pide volver a la normalidad que se reflejará en la tele con la desaparición de maravillosos reclamos que nos hacen desear el sueño imposible de artículos exclusivos para consumidores con haberes; se va el tiempo de las proposiciones publicitarias que nos transportan al mundo de hadas y modeles de relumbrón. Se impone dieta televisiva, cotidiana y aburrida normalidad y así, volverán a ser más importante en el consumo de tele, series y películas que anuncios de Cacharel, Armani o Prada.