la literatura universal está llena de historias en las que se muestra el trato y pacto entre humano y diablo, garantizando éste juventud, riqueza y belleza para el equivocado ser que vende su alma para la eternidad. Algo parecido ocurre cuando cándidas palomas del tinglado mediático vende su alma al productor que hace de ellos y su vida, jirones para un guión malinterpretado cada tarde. Aquello ficción literaria, esto dolorosa camino de espinos salpicado por minúscula rosa. Los de Sálvame diario, Sálvame de luxe, La máquina de la verdad y Caja Mágica han suscrito un pacto con el demoníaco y mediático ser y han vendido su alma para que sea expuesta al inmenso público, para que sea contemplada en su total desnudez, para que sus sangrantes trozos sean devorados por los chacales de la audiencia que demandan como en el circo romano, sangre, víctimas y sacrificios.
Sólo la existencia de este nefasto pacto explica que un año más, haya resistido en antena contra viento y marea, dando sopas con honda a sus competidores de franja televisiva, este producto que desde luego no engrandece la tele. Con cínica cadencia los propietarios de la productora van iluminando las figuras disponibles en el plato para intentar cada semana el más difícil todavía, enfangando a los pastorcillos/as del belén de Jorge Javier, que agita las aguas y tira la piedra, escondiendo la mano. Solamente el conductor se libra de las descargas mortíferas sobre su vida, su alma y sus pecados; sólo él tiene salvoconducto para patear los manglares, pantanos y charcas donde caen con sistemática regularidad colaboradores/actores de estos inventos narrativos más lamentables, opiáceos y malsanos de la tele del año que se ha ido. Nadie que pacte con el diablo, puede librarse de él; y lo mismo ocurrirá con los soñadores de la eterna popularidad que se paga con un alto precio, la exposición pública del alma.¡ Ya son mayorcitos!