MADRID. Este trastorno, que ha retirado de los escenarios a la cantante Pastora Soler, y recientemente ha afectado durante un concierto a Joaquín Sabina, se manifiesta a nivel fisiológico mediante síntomas como aumento de la temperatura, taquicardias, sudoración, así como dificultades en el sistema nervioso muscular, como sequedad bucal, temblor, o dificultad para tragar, entre otras.
Asimismo, explica a Europa Press, el sujeto afectado puede llegar a pensar que se va a hacer pis encima o que tiene que ir urgentemente al baño a vomitar; y, además, experimenta dificultades en la conducta.
El comportamiento puede no ser el más adecuado para hacer una determinada tarea porque se siente paralizado o está más pendiente de él/ella que de la interacción con los demás -en este caso con el público-. "La conducta adecuada pasaría por centrarse en la tarea, comunicarse con el público, algo que llevaría a una activación que ayudaría al sujeto en todos los sentidos", concreta.
Sin embargo, a pesar de los numerosos síntomas físicos, los demás no tienen por qué percibir este tipo de ansiedad en quien lo sufre, sostiene. "Esta persona suele pensar que los de su alrededor se dan cuenta, sin embargo, no se puede saber si dicha persona tiene una tasa cardiaca muy aumentada o le cuesta tragar, por ejemplo". En este sentido, indica que se puede llevar años con este trastorno "sin que nadie lo haya notado".
El pánico o miedo escénico "puede durar para toda la vida si la persona no se somete a tratamiento con la ayuda de un psicólogo". advierte el presidente de la Sociedad Española de Ansiedad y Estrés.
¿A QUIENES AFECTA ESTE TIPO DE TRASTORNO?
Según el doctor, se trata de un problema que afecta a personas que en un determinado momento -o desde siempre- tienen dificultades para tener una relación social, una entrevista de trabajo, una cita, etc., algo que si se agrava puede derivar en no poder tener pareja, amigos o trabajo. En los últimos doce meses un 0,60 por ciento de personas en España ha sufrido este problema, expone, cifra que equivale a casi un uno por ciento de la población.
Respecto a los tratamientos recomendados contra este trastorno, Cano los divide en tres técnicas que son llevadas a cabo por parte de profesionales de Psicología, y que "solo si resultan totalmente eficaces acabarán con este mal".
En primer lugar, destaca las técnicas a nivel cognitivo, concentradas en la "reestructuracion cognitiva". Se basan en la psicoeducación, en mostrarle al afectado que la ansiedad la produce él mismo, cometiendo dos tipos de errores: magnificar la amenaza -"si me bloqueo delante de este público me muero"-, y pensar constantemente en su problema -"me voy a poner muy nerviosa en este acto, lo voy a pasar fatal"-, algo que genera más ansiedad. Esta técnica entrena en que no se cometan estos errores y que, en caso de caer en ellos, se vayan corrigiendo.
En segundo lugar, se encuentran las técnicas de relajación, que, a su juicio, "consiguen lo mismo que los fármacos -reducir la activación- pero de manera permanente, no a intervalos de unas horas".
Por último, Cano subraya la eficacia de las técnicas conductuales. "El entrenamiento en habilidades sociales, como hablar en público, actuar delante de un escenario, etc., sumado a la práctica, la corrección y el refuerzo por lo que se hace bien, hace que cada vez se haga mejor la actividad para la que se presentan dificultades".
Actualmente, concluye el especialista, estas técnicas terapéuticas están incluidas en la Atención Primaria de forma experimental en 17 centros de seis comunidades autónomas, en el marco del Ensayo Sicap.