Hoy la Durangoko Azoka abre sus puertas. Una feria que cumple estos días la friolera de 49 años, pues fue en 1966 -el franquismo era ya un régimen en declive en esta época- cuando se organizó en el pórtico de la iglesia de Santa María de Uribarri su primera edición, lugar donde los sábados tenía lugar el tradicional mercado de la villa. Aunque hay que señalar que existe un precedente anterior a esta primera feria: en 1935 el Grupo Baraibar -una sociedad para el desarrollo del euskera creada por Eusko Ikaskuntza- organizaba una exposición de libro vasco en la Diputación alavesa. Y el espíritu de la Durangoko Azoka era similar al de esta muestra, pues se trataba de hacer visibles todas aquellas publicaciones que existían en el mercado editorial y que estaban editadas en euskera o bien tenían temática vasca. A esta primera cita acudieron los servicios de publicaciones de las cuatro diputaciones vascas, algunas editoriales comerciales, otras religiosas? sin faltar varias casas discográficas. Hablamos de un total de 18 stands. Desde esta primera edición en los mismos soportales tenían lugar también diversos actos folklóricos y musicales, se proyectaron películas sobre temática vasca? pues de lo que se trataba era de mostrar la cultura euskaldun. O más bien que ésta encontrara un espacio donde poder manifestarse públicamente y que, también, sirviera de lugar de encuentro para las personas, agentes, sectores amantes de ella. Esta edición de 1965 fue un éxito. Incluso en lo económico.
Al año siguiente el número de stands fue similar: 17. Y en cuanto a las actividades reseñables habría que destacar el Campeonato de Bizkaia de Bertsolaris y la actuación del grupo musical Ez dok amairu que llegaría a ser con los años uno de los referentes de la nueva canción vasca.
En 1967 no hubo feria. No por problemas organizativos, ni porque el régimen franquista la prohibiera, sino porque el pórtico de la iglesia vivía unas intensas obras de remodelación. Pero sí que es verdad que la consolidación de este encuentro cultural vasco provoca que en 1974 el militar Fulgencio Coll de San Simón -Gobernador Civil- prohíba la Feria de Durango. Sorpresivamente Marcelino Oreja Aguirre, subsecretario de Información y Turismo retira la prohibición pues la feria le gusta, aunque ordena su traslado a la Plaza del Mercado de Durango.
En la edición de 1975 reina un ambiente de incertidumbre: Franco se hallaba agonizante y falleció a los pocos días de finalizada la feria.
Tras su muerte el mundo editorial y del disco vasco cambia completamente abordando temáticas hasta entonces prohibidas. Y en 1980, con la constitución del Gobierno Vasco, el apoyo institucional crece.
Y la historia continúa hasta nuestros días. Así que lo mejor para ser partícipe de ella es pasar por la Durangoko Azoka. Por cierto y para finalizar: podemos encontrarnos ahí con la revista de humor gráfico con sede en nuestra ciudad TMEO, pues lleva acudiendo a esta cita muchos años.