Vitoria - La relación de Iker Ortiz de Zárate y Oscar Wilde viene de lejos, de esa época de crecimiento personal en la que el actor y director gasteiztarra se dejó atrapar por la palabra del novelista, poeta, crítico literario y autor teatral dublinés. “Él abrió una herida en mí desde pequeño y siempre está presente en lo que hago”, apunta el fundador de Ortzai. Esa conexión entre ambos ha cristalizado en diferentes propuestas, pero sobre todo en el monólogo De profundis, con la que la compañía alavesa acude hoy a la trigésimo novena edición del Festival Internacional de Teatro de Vitoria.

La cita con el público será a partir de las 20.30 horas en un Principal con las entradas disponibles a un precio único de 14 euros (la obra no está incluida en el abono del certamen). Será una nueva oportunidad de encontrarse con una obra estrenada en 2010 que, además, fue la primera producción de Ortzai que saltó las fronteras estatales para representarse, por ejemplo, en Nueva York. “Alguna vez he pensado en que tenía que dejarla, en cerrar este capítulo, pero hay cierta resistencia en mi interior a hacer eso, es un texto que siempre vuelve”, comenta el intérprete.

Ortiz de Zárate toma en este caso la última prosa que Wilde escribió para llevar a la escena esta carta dirigida por el escritor a su amante, Lord Alfred Douglas, desde la prisión de Reading. “Es el texto de un místico” describe el vitoriano, un relato en el que “se habla de la tierra, de la naturaleza, de la espiritualidad, de la evolución de la humanidad”, reflexiones que se entremezclan con una personalidad tan compleja como atractiva.

Aunque ya han pasado cuatro años desde el estreno de un monólogo que se ha podido ver en ocasiones anteriores en la capital alavesa, para Ortiz de Zárate la cita de hoy es especial por un doble motivo. En primer lugar, porque De profundis se representa un 16 de octubre, el mismo día en el que Wilde nació hace 160 años. En segundo, porque “es la primera vez en 25 años de carrera que vengo contratado al Principal, a un teatro que yo asocio con mi infancia, que está en mi ciudad”.

Esas dos características marcan esta tarde-noche la representación de un monólogo que no ha variado en estos cuatro años “porque más allá de la evolución lógica que dan la sucesión de sesiones, ya se estrenó muy pulido”, aunque Ortiz de Zárate reconoce que en este tiempo “ha habido cosas del texto que las he ido entendiendo mejor o que me han sorprendido más en un momento dado; siempre encuentras cosas que te despiertan, te refrescan”.

De esta forma, el certamen tiene también su primer contacto con la creación local de este año, aunque no será la última, ni mucho menos.