Esta prenda nace con la idea de contentar a todas las féminas, una utopía si reconocemos que cada mujer es un mundo y que dependiendo de la ocasión viste de una manera o de otra. Así que ante semejante reto se plantó la diseñadora australiana Sacha Drake, hacer el vestido perfecto que vista como un guante a cualquier cuerpo.

Tras un exhaustivo análisis de mercado la prenda ideal tenía que cumplir tres requisitos indispensables: sacar el máximo partido al cuerpo, poder triunfar con ella en el trabajo e impactar en una cita a la pareja que tengas en frente, vamos, lo que llamamos más que el vestido diez, el vestido polivalente.

El resultado a la vista queda. Un modelo que tapa las zonas menos atractivas del cuerpo femenino, dibuja la silueta, se ajusta al pecho con un escote corazón y no se ciñe en exceso. El largo es el que recomiendan los estilistas, justo a la rodilla y esconde las axilas, punto conflictivo para muchas. El color es fundamental, se trata del burdeos o más técnicamente el burgundy. Es el tono que transmite confianza, poder, pasión y estiliza la figura. El vestido causa buena impresión dejando el protagonismo a la persona. Así que en suma, no pasa de la justa línea de la insinuación y desborda elegancia.

Para las interesadas, el vestido tiene nombre, es Hendricks, en honor a la voluptuosa actriz de la premiada serie americana Mad Men, Christina Hendricks. La protagonista ha saltado más allá de la pantalla con su estilo y sus curvas, imponiendo una tendencia de prendas ambientadas en la Manhattan de los años 60 que compiten con el streetstyle contemporáneo al que estamos habituados.

Campaña de marketing o no, el vestido Hendricks ha conseguido acaparar la atención de las compradoras que lo agotaron de la página on line de la diseñadora de inmediato al precio de 220 euros. Porque nadie quiere perder la oportunidad de tener esa silueta deseada, el trabajo perfecto y encima encontrar el amor. Aunque, tal y como suena, es el eslogan de muchas dietas milagro...