Logroño/DONOSTIA - La obra Nevadako egunak de Bernardo Atxaga ganó ayer el Premio Nacional de la Crítica 2014 en su modalidad de narrativa en euskera, con un libro a medio camino entre la crónica y la ficción novelesca sobre su estancia en Nevada (Estados Unidos) entre 2007 y 2008.
Logroño acogió la reunión del jurado que falló los Premios Nacionales de Crítica Literaria 2014 en las categorías de novela y poesía, que son los únicos galardones que reconocen las obras publicadas en las cuatro lenguas oficiales del país.
Este libro, recientemente editado en castellano y traducido del euskera por el propio autor, está formado por fragmentos aparentemente sueltos, pero en los que se repiten los personajes y los temas de fondo, de modo que al final se percibe una estructura argumental. Según el jurado, Atxaga consigue enganchar al lector con su mirada limpia, con la que observa el mundo como si lo viera por primera vez y también lo atrae con la maestría de sus palabras.
Además, se premió a Joxan Artze por su obra poética en dos partes gemelas Heriotzarenataria dugu bizitza y Bizitzaren atea dukegu heriotza. Artze, quien comenzó su andadura poética en 1969 con un libro vanguardista, fue galardonado por "un amplio fresco de reflexión sobre la vida y la muerte en tono aforístico, en la que mantiene el tono humanístico de su poesía, con una tendencia al misticismo", subrayó Jon Kortazar, en representación del jurado.
Tras tener noticia del galardón, Atxaga aseguró que los galardones para un autor como él, con 40 años de oficio, "son una señal de que todavía no ha entrado en decadencia". "Los premios te acompañan y son un empuje para seguir. Te ayudan a estar con ganas y a mantenerte en plena forma", declaró.
El autor de Obabakoak añadió que, "al principio, escribir da la sensación de que uno tiene mucha energía y muchas ganas de hacer cosas". "No necesitas un empuje por parte de nadie", sostuvo. Atxaga destacó la compañía que hacen los lectores. "Robinson Crusoe no habría escrito novelas. Sin público es muy difícil seguir escribiendo. No hace falta una isla con una playa turística, pero sí que haya gente en tu isla", afirmó. Por eso le gustan lugares de encuentro con los lectores como la feria de Sant Jordi de Barcelona, donde estuvo firmando libros el pasado miércoles.