México - Las cenizas de Gabriel García Márquez se repartirán entre su Colombia natal y México, el país que lo acogió hace medio siglo, lo que reafirma el sentimiento de doble nacionalidad de un autor que, sin embargo, llegó a ser universal. Según se supo ayer, los restos del escritor colombiano, fallecido el pasado jueves a los 87 años, "fueron incinerados en privado". Así lo informó el Consejo Nacional mexicano para la Cultura y las Artes (Conaculta), que no dio detalles de cuándo ni dónde. El embajador de Colombia en México, José Gabriel Ortiz, confirmó ayer que "en México se queda desde luego alguna parte de las cenizas, y probablemente se lleven otras después a Colombia". El diplomático dijo que como los colombianos quieren hacer su propio homenaje al premio nobel, la idea es que "reposaran parte de sus cenizas allá".
García Márquez vivía en México desde comienzos de la década de los 60, pero nunca perdió su nacionalidad colombiana. Contó que había llegado a México para una semana y visitar a su compatriota y escritor Álvaro Mutis, pero aquí se quedó para siempre. La casa que habitó en México se ha convertido estos días en el epicentro de un homenaje póstumo al autor de Cien años de soledad que le están tributando amigos y personalidades de la cultura que quieren despedirse de él y dar el pésame a su familia. También están llegando admiradores que traen ramos de flores y los depositan a la puerta de la residencia, cerrada a cal y canto para los periodistas que hacen guardia ante la vivienda. Uno de los que llegó ayer a la casa fue el director del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), Jorge Sánchez, amigo del autor desde hace 40 años y quien lo había visitado en las últimas semanas. "Se estaba apagando y ya, así, tal cual, sonriendo siempre, con el ánimo arriba", dijo Sánchez a los periodistas ante la residencia del escritor, situada en el sur de Ciudad de México. Sánchez no llevaba flores, como otros, sino plátanos macho y tortillas de maíz hechas a mano, dos de los alimentos favoritos del autor de El coronel no tiene quien le escriba.
En el interior de la casa, la viuda, Mercedes Barcha, se encontraba "tranquila" o "serena", según algunos amigos, pero también "llena de tristeza", como declaró Jacobo Zabludovsky, un reconocido periodista mexicano que tuvo una estrecha relación con la familia del autor. "Está bien, contesta constantemente al teléfono, llena de tristeza, pero tranquila", dijo.
Desde la mañana de ayer llegaron otras personalidades de la cultura mexicana y compatriotas de García Márquez que se acercaron a la vivienda para dejar sus flores y rendir tributo a una de las principales glorias de la lengua castellana. "Inmortalizó el nombre de Colombia junto con él y su literatura", afirmó el ingeniero colombiano Carlos Eduardo Quiroga, de 36 años, quien vive en México desde hace trece años. Quiroga llevó un ramo de rosas amarillas, las favoritas del autor, que depositó en una esquina del portón de la vivienda. También llegó un arreglo de margaritas y rosas blancas que envió la cantante colombiana Shakira, con una tarjeta que decía: "Mi más sentido pésame. Shakira". El cineasta Felipe Cazals destacó no sólo el aporte cultural de García Márquez, sino también su vertiente humana. "Nunca, desde que lo conocí (hace 40 años), nunca lo oí hablar mal de nadie", dijo.
La atención se dirige ahora al homenaje que se celebrará mañana por la tarde en el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana, aunque se espera que además de ese acto haya otros para despedir al autor. El embajador colombiano confirmó que él mismo y el director del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar, recibirán ese día las cenizas de García Márquez que le entregarán la familia, y harán la primera guardia de honor. La última guardia corresponderá a los presidentes de Colombia y de México, Juan Manuel Santos y Enrique Peña Nieto.