Phil Collins pertenece a una generación de artistas británicos influenciados por la cultura popular, la televisión de bajo presupuesto y la música pop. A través de vídeos, fotografias, instalaciones y eventos en vivo, investiga la relación entre la cámara y los sujetos, además del poder de la mirada mediatizada en la actualidad. Esta relación muestra además los peligros de la producción, representación, distribución y asimilización de imágenes en el aparente mundo transparente de la fotografía y vídeo en la sociedad de hoy.
Con este trasfondo, la obra del creador británico se muestra al público desde el pasado sábado en la Galería Moisés Pérez de Albéniz de Madrid. Es la primera exposición individual de Phil Collins en el espacio del galerista navarro, y recorre diez años de su trayectoria a través de cuatro proyectos. Carolina Grau, comisaria de la muestra, destaca que en la obra de Collins "es esencial la participación directa de personas, lugares y comunidades", con proyectos en España, Colombia, Irak, Palestina, Serbia, Turquía, Indonesia y EEUU, entre otros. Sus proyectos son publicados a través de periódicos, posters o en formato casting o rueda de prensa, creando una plataforma abierta participativa para "encuentros de alto voltaje emocional", en los que se tocan temas de género, política, sociedad e identidad.
Durante su residencia artística en el Aspen Art Museum, Colorado, EEUU, decidió centrarse en la población inmigrante latinoamericana que trabaja como servicio doméstico en el centro turístico de lujo alpino de Aspen. Esta población trabajadora latina de origen principalmente mexicano es invisible en la sociedad americana. "Collins refleja esta situación a través de uno de los formatos más populares en Latinoamérica, la telenovela, y combina la tradición del exceso latinoamericano con el realismo social británico de las telenovelas que veía en su infancia. En contraste con la mayoría de su obra, Soy mi madre (2008) es un episodio ficticio filmado en México e inspirado indirectamente por la obra teatral", explica la comisaria.
intimidad pública En el año 2002, Phil Collins fue invitado por D.A.E. (Donostiako Arte Ekinbideak) a San Sebastián para participar con una obra producida in situ para el programa Front Line Compilation, y el resultado es Real society (2002). Inspirado por la ciudad, decidió organizar una sesión fotográfica para todos aquellos que quisieran posar en la intimidad ante su objetivo, en una suite del emblemático Hotel Maria Cristina de San Sebastián. La sesión fotográfica fue anunciada a través de los medios locales, creando una plataforma abierta para que una sociedad se desnudase ante un extraño con una cámara de fotos. Las imágenes muestran un momento muy íntimo, entre el fotógrafo y sus sujetos, y reflejan la generosidad de los modelos al hacer algo tan privado y a la vez intenso, intimidad que resulta paradójicamente pública.
Otra serie presente en la exposición es Rude Boys (2011), en la que Collins fotografía a un grupo de antifascistas skinheads en distintos lugares en la isla Penang (Malasia). Asimismo, se muestra la obra Britney #5 (2001), perteneciente a una serie de fotografías de la imagen de la cara grafiteada y mutilada del poster de Britney Spears, que Collins fotografió en el metro de Nueva York en el 2001. Las fotografías se presentan en gran formato, creando una imagen totémica de la estrella del pop desfigurada por sus fans como si se redimiera de todos sus pecados. - Dna