Vitoria. La directora alavesa Maite Ruiz de Austri ya sabe lo que es estar nominada y, de hecho, llevarse el premio a casa. Lo ha conseguido en dos ocasiones y el próximo mes de febrero puede llevarse la tercera estatuilla de la mano de El extraordinario viaje de Lucius Dumb dentro de la categoría de Mejor Largometraje de Animación. Claro que no va a ser el único título de referencia para la gran pantalla local en esta misma sección, puesto que en ella también se va a encontrar Hiroku. Defensores de Gaia, una película que está coproducida por la firma gasteiztarra Silverspace.

Ninguno de los dos títulos lo va a tener fácil porque se tendrán que enfrentar a Justin y la espada del valor y, sobre todo, con el peso mediático, sin menospreciar su calidad, de Futbolín, con la que Juan José Campanella abrió la última edición del Zinemaldia.

En lo que respecta a El extraordinario viaje de Lucius Dumb, a lo largo de las últimas semanas el público se ha podido asomar a esta película en la que la Declaración de los Derechos del Niño tiene un papel básico puesto que es el eje de un proyecto que, además, tiene también su traslación en forma de libro. El filme, producido por Extra Extremadura de Audiovisuales, es toda una aventura en busca de un mecanismo (la música) que produzca felicidad, un viaje por diferentes mundos ideados y escritos por Isaac Rosa, Rikardo Arregi, Miren Aranburu, Miguel Murillo, Eugenio Fuentes, Rosa Lencero, Juan Kruz Igerabide, la propia Ruiz de Austri y una Toti Martínez de Lezea que hace doblete.

La cinta fue presentada el pasado mes de otoño en el Palacio Villa Suso y parte de sus beneficios van a ser destinados, a través de la organización Músicos Sin Fronteras, a un proyecto que en Tailandia desarrollan las llamabas Monjas Rojas, entre las que se encuentra la vitoriana Conchi Gamarra.

En lo que respecta a Hiroku: Defensores de Gaia, se trata de una cinta realizada por Saúl Barreto Ramos y Manuel González Mauricio y que está coproducida por la empresa canaria Oasis Europkikara, S.L y la firma alavesa Silverspace, que lleva desde 2009 metida en el proyecto. En este caso, son las cuestiones medioambientales las que sirven como vehículo para el argumento.