Son millones los ojos que se han entretenido entre las páginas de El nombre de la rosa de Umberto Eco, también aquellos que llegaron a la novela a partir de la versión cinematográfica de Jean-Jacques Annaud. El título no se refiere en estas líneas por casualidad. Es el motor o la excusa, según se quiera decir, para la nueva novela del escritor y periodista gasteiztarra Pedro González de Viñaspre, un libro que si bien será presentado el próximo mes de enero ya se encuentra en las librerías esperando a los lectores que quieren sumergirse en los misterios que plantea La ecuación de los ángeles (Ediciones Beta).
La obra de Eco "siempre ha sido un libro icónico para mí. Tenía ganas de hacer algo sobre la iglesia porque me parece que, aparte de lo que supone como cuestión de debate y de interés público, a nivel literario da mucho juego", describe el autor sobre la que ya es su cuarta novela. Tomando esa referencia e incluso utilizando algunos recursos de El nombre de la rosa, González de Viñaspre plantea una historia centrada en el Seminario de Vitoria ("que recomiendo visitar y conocer de cerca porque es un lugar muy interesante"), aunque sin perder de vista otro escenario principal como es la ciudad de Cuzco (Perú).
Al lector se le presentan dos tramas en apariencia distintas que, eso sí, en un momento dado cruzan sus caminos. El punto de partida vuelve a estar en la periodista Blanca Gago, a quien un emisario del Vaticano que llega a la capital alavesa le encarga que realice una investigación sobre un personaje que fue seminarista de Vitoria, al cual se le atribuyen determinados dones casi divinos. "Además de esa búsqueda, ella me sirve también para indagar en el día a día de la iglesia, tanto local como en otros ámbitos", comenta el escritor sobre una novela negra que también recorre espacios como la Catedral Santa María o Valpuesta (donde estaban unos cartularios del siglo XII que se supone que son más antiguos que los existentes en San Millán de la Cogolla) ya que "me gustan los lugares donde desarrollar acciones y que tengan cierto protagonismo".
Lo misterioso e incluso lo sobrenatural se entremezclan sin perder de vista, según explica el autor, que "sin profundizar en demasía, mi intención plantear un debate de ideas sobre lo que supone hoy en día la fe, el ateísmo y demás", algo que, con el cambio de Papa, ha completado puesto que parece que ese nuevo pontífice y sus planteamientos "están llevando a la calle otra vez determinados debates que me parecen interesantes sobre el catolicismo". Todo ello aunque él se reconoce no creyente "pero es evidente que he sido educado de una manera concreta".
El libro está dividido en dos partes (La mano de Dios y El brazo secular), correspondiendo la primera a ese momento del arranque de la investigación, cuando Gago, tras aceptar el encargo, recibe un escrito sobre la vida del sacerdote en el que debe profundizar. En la segunda, ya en Vitoria, la periodista sigue las huellas para... Bueno, tal vez sea demasiado contar.
Como el contexto económico no es el mejor, ni mucho menos, en esta ocasión se ha hecho una tirada inicial de La ecuación de los ángeles de 300 ejemplares. De hecho, la novela refleja entre sus páginas la situación de crisis actual. "Casi diría que es otra protagonista", explica el autor, que ha tenido que "poner de mi parte" para hacer realidad el título. El camino hasta aquí no ha sido sencillo, como describe González de Viñaspre, también, "y me apetece decirlo", porque "al final soy una persona con una discapacidad visual y me cuesta escribir más que a otra persona".