EL mercado del colorido mundo del arte sobrevive a la crisis con elegancia y sin apenas perder a ninguno de sus selectos clientes. La reciente venta en una subasta de Christie's en Nueva York por 106 millones de euros de Tres estudios de Lucian Freud, que el reconocido pintor Francis Bacon dedicó en 1969 a su amigo, indica que la enorme burbuja de este mercado, solo para los más adinerados, no pierde su fuerza y que cada vez capta más adeptos y millonarios interesados en poseer un pedacito de la historia universal.
No obstante, la obra de Bacon todavía tiene un largo camino para alzarse como el cuadro más caro jamás vendido, más allá del mundo de las subastas, título que ostenta Los jugadores de cartas (1892), de Paul Cézanne, que fue adquirido por 191,6 millones de euros por la casa real de Qatar en 2012. Esta obra pertenece a la época de madurez del pintor impresionista, en la que produjo sus principales y más solicitados lienzos, fue invitado a exponer con el grupo Les XX en Bruselas y celebró su primera exposición en París.
En la segunda posición de la solicitada lista se sitúa El sueño de Pablo Picasso (115 millones), al que siguen las obras Tres estudios de Lucian Freud de Francis Bacon (106 millones), Número 5 de Jackson Pollock (103 millones), Mujer de Willen de Kooning (101 millones), Adele Bloch-baur de Gustav Klimt (100 millones), El grito de Edvard Munch (88 millones), El choque del coche plateado de Andy Warhol (78,2 millones), Desnudo, hojas verdes y busto de Pablo Picasso (81 millones) y Muchacho con pipa, también de Picasso (69 millones). La suma total del valor de todas las piezas es de 1.032 millones de euros.
Inversión "La gente que tiene dinero entiende el arte como una manera de invertir de manera segura", aseguró recientemente el crítico estadounidense de arte Jason Edward Kaufman. "Esas mismas personas están dictando la jerarquía de valores en el campo del arte, pero no son expertos en estética. Están comprando en términos de inversión y no de valores artísticos", precisó. No obstante, y pese a que, como señaló este crítico, desde las subastas "todo es una obra maestra, la quintaesencia del algo, lo nunca visto", las casas más prestigiosas aseguran que las piezas son originales y las enseñan por todo el mundo antes de sacarlas a la venta.
Por otra parte, según un informe elaborado recientemente por la economista Clare McAndrew por encargo de La Fundación Europea del Buen Arte, EEUU domina actualmente un 33% de la cuota de este mercado. China, que disfrutó de un par de años de bonanza en el mundo del lujo, retrocede hasta el 25%. Además, Reino Unido se mantiene en el tercer puesto mundial (23%). El informe de la economista destacaba también la contracción generalizada de un 7% del sector del arte durante el último año debido a "la ralentización del crecimiento económico y una persistente incertidumbre en la economía global".
Dicha incertidumbre, según señaló en su informe McAndrew, se traduce actualmente en la apuesta por los valores más seguros. Como consecuencia, las ventas de las piezas más baratas resisten peor la crisis que las obras de la posguerra y las contemporáneas, que representan el 43% de los 43.000 millones de euros en los que está valorado este sector del mercado. El estudio, que también analizaba este mercado en España, lo calificó de "pequeño, abrupto e inestable", además de opaco. Concretamente, el 97% del valor de las obras de arte españolas subastadas se comercializa en el extranjero, y el mercado del país solo representa el 0,6% del sector en todo el mundo.
Crecimiento En cambio, las economías emergentes como Brasil han empezado a hacerse un hueco en el ranking mundial gracias a los llamados "nuevos ricos". "Brasil, Rusia, India y China han experimentado algunos de los crecimientos más rápidos en el nivel de ingresos de los últimos años. Eso ha hecho que el gasto en artículos de lujo y el coleccionismo de arte se incremente y se haya acercado a un sector más amplio de la población", señalaba el informe. El arte puede ser un gran negocio y, para demostrarlo, Qatar se ha lanzado a promocionar sus museos y comprar piezas exclusivas con el deseo de llegar a ser un referente en Oriente Medio.
Esa filosofía es la que desprende el Museo de Arte Islámico, construido por el artista estadounidense de origen chino I.M. Pei a la orilla de la bahía de Doha e inaugurado en 2008. El lugar, de libre acceso, reúne obras de gran valor procedentes de distintas partes del mundo y adquiridas por la monarquía catarí, como las que ahora se exponen con motivo de una muestra sobre La Meca. Con solo 30 años, la jequesa es la actual presidenta de la Autoridad de Museos de Qatar y está detrás de la promoción de las artes en este adinerado emirato. De hecho, la publicación Art Review designó a la joven, hija del emir padre Hamad bin Jalifa al Zani y de la jequesa Moza, la persona "más poderosa" en el mundo del arte por su "vasto poder adquisitivo".
"El arte es un gran negocio y si no que me lo pregunten", afirmó hace varios años la jequesa Mayasa en un foro internacional en el que negó estar interesada en comprar las "colecciones de Occidente". Además de grandes sumas de dinero, la catarí tiene a su disposición un selecto equipo de asesores extranjeros como Jean Paul Engelen o Edward Dolman, ambos ex directivos de Christie's, la casa de subastas de EEUU.