jerusalén. Madonna ha encontrado la inspiración en Oriente Próximo. La fascinación, ya conocida, que desde los años 90 ejercía sobre ella la Cábala, se amplía con su interés por la religión musulmana, por la cultura y la estética árabe. Israel ya estaba en su mapa de ruta. Ahora también lo está Palestina. Su último doble gesto con ambos territorios fue el reciente estreno de su nueva aventura cinematográfica, el corto Art for freedom, en Tel Aviv y en Jericó. De fondo, su anuncio de que está empezando a estudiar el Corán, que enfebreció a sus fans de la zona y levantó rumores sobre su posible conversión al islam.
La capital israelí es un clásico ya en sus tours, donde comenzó por ejemplo su gira mundial en año pasado, pero Jericó, en Cisjordania, supone una novedad, "generosa" y "comprometida" a juicio de sus aficionados. "¡Esto es muy emocionante!", constataba la cantante en su cuenta de Instagram, en la que dejaba un plano para asistir al evento. Los 17 minutos de cinta, de una Madonna que lucha por la libertad de expresión, son insólitos en una tierra con pocas alternativas culturales. En Tel Aviv la convocatoria reunió a cerca de 6.000 personas.
A primeros de mes, la reina del pop dedicó un amplio espacio en una entrevista a la CNN para recomendar la película palestina Omar, del director Hany Abu Assad (Paradise Now), una historia de amores y lealtades con la ocupación como marco. Es brillante, dijo la también actriz, ya que es el ejemplo de por qué hay que "sacar a los niños de los conflictos" y educarlos en la paz. Madonna lleva años, desde 2008 concretamente, impulsando la construcción de escuelas en entornos empobrecidos o sacudidos por la guerra como Malawi y ahora, especialmente, se vuelca en países musulmanes como Pakistán y Afganistán.
estrategia Ese interés por estas naciones es el que le ha llevado al Corán, según explicó en una reciente entrevista a la revista Harper´s Bazaar. "Creo que es muy importante estudiar todos los textos sagrados", aseguró la que un día fuera católica practicante en la línea de su familia italiana, los Ciccone. "Un buen musulmán es un buen judío, un buen judío es un buen cristiano?", añadió citando a un amigo. Hay quien ve en su repentino interés por el Corán como una estrategia comercial o un reclamo para la prensa, pero Madonna trata el tema por ahora desde el respeto, como una toma de conocimiento, de enseñanza y tolerancia.
La explicación al acercamiento de Madonna al islam, más allá de su curiosidad, estaría, según la prensa estadounidense, en su nueva pareja, el bailarín francés Brahim Zaibat, al que dobla la edad y que además es un musulmán convencido. Con él visitó las mezquitas Azul y de Santa Sofía en Estambul (Turquía). Eso no alejó las críticas de los que creen que padece una "esquizofrenia religiosa" y no acaba de saber "qué le importa en la vida", comentarios hechos en la prensa palestina por diversos líderes religiosos.