LAS programaciones de las cadenas ofrecen con cierta frecuencia películas que sirven para aliviar las angustias de llenar las parrillas con productos facturados a razonables costos. Recurrir a la producción cinematográfica ajena o propia es práctica habitual, aunque controlada y ajustada, porque la tele no puede convertirse en mero escaparate exhibidor para el visionado de películas que ya han triunfado en las grandes pantallas, tiempo pasado. Esta segunda oportunidad para las obras cinematográficas suele producir beneficios para distribuidores y programadores de cadena que buscan en un triunfo pasado, una interpretación premiada o la simple fama que acompaña a las películas de éxito el cebo para atraer a miles de espectadores. La exhibición de la laureada película Señoras y criadas con el argumento de la sociedad segregacionista de una pequeña localidad de Carolina del Sur es un ejemplo claro y manifiesto de esta beneficiosa relación tele-cine. Tres horas de la pasada dominical noche fueron ocupadas por esta cinta plena de emociones y vivencias construidas con sensacionales interpretaciones de un magnífico elenco de actores. El Peliculón de Antena 3 dio en la diana y demostró que una buena película más una eficaz planificación de venta suma espectadores para la audiencia del día. Esta cadena nos tiene acostumbrados a películas de serie b con argumentos criminales o angustiosos en las tardes del fin de semana para abaratar costes de emisión, pero la buena línea en la emisión de films chequeados en los cines debe imperar a la hora de la programación, al menos una vez a la semana, que no es mucho pedir, pero no es poco. Y además, programar cine propio es facilitar el mantenimiento de la industria audiovisual y en eso La 2 es ejemplo comprometido de tele pública. Dejar los royalties en el país es de sentido común, salvo en el caso de peliculones.
- Multimedia
- Servicios
- Participación