Baeza (Jaén). El cantautor Joaquín Sabina, en declaraciones a los periodistas antes de la inauguración de los cursos de verano de la Universidad Internacional de Andalucía (Unia), en la sede Antonio Machado de Baeza, afirmó ayer que "en las épocas de grandes crisis siempre ha florecido la mejor poesía". "Es lo único bueno que tiene -añadió-, que saldrán buenos poetas a cagarse en todo lo que se puedan cagar".

Sabina consideró que los intelectuales, escritores y poetas hacen lo "único" que pueden hacer, "que se llama el sagrado derecho al pataleo". "Luego -continuó- le ponen alguna gota de belleza al viejo y hermoso idioma español, si se puede, y también le tocan el corazón a la gente".

"Las poesías y las canciones no cambian el mundo a corto plazo, pero ofrecen un hombro donde llorar al desvalido, masajean el corazón del desgraciado. Las canciones de amor, que no son de amor sino de desamor, acompañan al feo, al triste, al que no quiere nadie", aseguró. El cantautor ubetense subrayó que "se podría vivir sin canciones, pero sería un mundo horroroso", algo que no podría confirmar "si es un antídoto o una vacuna, pero sí un analgésico, y a veces un enervante".

Tras estas declaraciones, Sabina inauguró los cursos de verano de la Unia en Baeza, con un formato dialogado con su amigo el poeta Luis García Montero, quien reivindicó "la enseñanza como una experiencia humana que no tenga que ver con la tecnocracia, sino con la libertad y con el conocimiento compartido".

García Montero formuló una serie de preguntas a Joaquín Sabina, algunas sobre la relación de las ciudades jiennenses de Úbeda y Baeza, de las que dijo que "se parecen demasiado", y recordó a Antonio Machado en sus paseos por el "caminito" entre ambas ciudades, "que une más que separa".

Defendió su etapa en Granada, donde estudió Filología Románica, y calificó su estancia en esta ciudad como "unos años muy transformadores y una experiencia maravillosa. Granada era el paraíso soñado para el niño que era yo, era Babilonia, era Nueva York". Resaltó también su etapa como "lector apasionado" de poesía, sobre todo de Garcilaso de la Vega, del que aseguró ser "un poeta completamente moderno", y de Quevedo, del que ha leído un par de sonetos.

García Montero le recordó que, en medio de Garcilaso de la Vega y de Quevedo, entró en contacto con la política, se acercó al Partido Comunista para protestar contra el franquismo y se exilió a Londres, exilio del que, relató, "fue mitad voluntario, mitad cobarde, nada heroico", porque se fue con una novia inglesa.

Reconoció la influencia que han tenido en su música autores como Brassens, Bob Dylan y Leonard Cohen, "grandísimos poetas contemporáneos".