Metz (francia). La fascinación entre los artistas por la vista desde el cielo propia de los pájaros se instala en el este de Francia, donde el centro Pompidou de la ciudad de Metz acoge Vues d'en haut (Visto desde arriba) en un sobrevuelo desde finales del XIX. La exposición de este museo, filial del Pompidou de París, a través de cerca de 500 obras, repasa cómo la visión aérea ha cambiado la forma en que los artistas entienden la imagen.

Las primeras fotografías aéreas de Gaspard-Félix Tournachon, más conocido como Nadar, disparadas desde globos aerostáticos a mediados del XIX y caricaturas de prensa reciben al visitante en la gran nave del museo para iniciar el recorrido entre fotografías, pinturas, maquetas, libros o filmaciones. "La fotografía aérea representa una nueva mirada del mundo, y la pintura se dio cuenta de cómo la visión desde la altura modifica la Tierra", aseguró la comisaria de la exposición, Angela Lampe.

De un primer espacio que combina fotos desde la altura con pinturas impresionistas como Las Tullerías de Monet, se da un paso más hacia la planimetría y las vanguardias a partir de 1915. La inspiración del cubismo y del arte abstracto viene en muchos casos de la mirada desde el espacio, en la que la visión desde diversos puntos crea nuevas y sorprendentes imágenes, explicó Lampe.

La pintura del parisino Robert Delaunay Torre Eiffel y jardines del Campo de Marte (1922) muestra un plano casi cenital de la emblemática torre basado en una fotografía del diario L'Illustration. Para Lampe esta es la obra que más puede impactar al visitante por la semejanza entre óleo e instantánea, pues "se puede observar ese diálogo tan literal pero al mismo tiempo Delauny añade ornamentos y se convierte en una transposición de lenguajes", comentó. Esa relación entre pintura y foto es uno de los factores que originó la exposición pues Lampe descubrió cuánto habían influido las instantáneas aéreas en las vanguardias rusa o alemana, donde la Bauhaus publicó ya una fotografía aérea en el primer número de su revista en 1926. El hipnotismo se descubre en al obra de de Tulio Crali En picado sobre la ciudad (1939), que muestra a un piloto cayendo verticalmente entre rascacielos. Este cuadro transita hacia las maquetas, la arqueología aérea y la sensación de supervisión.