LA SGAE se desmorona como un castillo de naipes mientras los socios poderosos se enfrentan por sus intereses particulares, la entidad pierde el respaldo de sus afiliados, la ciudadanía le abuchea y sus finanzas hacen aguas. La escisión suena con fuerza como consecuencia de la profunda crisis que atraviesa dos años después de la detención de su expresidente Teddy Bautista. El cese esta semana del músico vigués Antón Reixa ha firmado el último capítulo de un culebrón que dura varios años y que ha sumido a la SGAE en una caza de brujas.
Antón Reixa, el hombre que estaba llamado a sacar a la Sociedad General de Autores del pozo en el que la dejó Bautista, fue defenestrado el martes de la presidencia después de proponer que todos los miembros de la cúpula de la sociedad hicieran públicas sus liquidaciones. Víctima de guerras intestinas, más que centrarse en los derechos de autor y en recuperar la maltrecha imagen de la entidad, ha ejercido de bombero incapaz de apagar tanto incendio.
Porque para los expertos en las interioridades del Palacio de Longoria, hablar de batallas internas o de conflictos de intereses no es más que un eufemismo cuando se trata de la SGAE, que perdió el poco crédito que tenía tras convertirse en una máquina de recaudar dinero cobrando conciertos benéficos, hilos musicales de peluquerías, o a taxistas por poner música. La aprobación de las cuentas no logró calmar las aguas y según algunos analistas, ésta ha sido la crónica de un malévolo juego de tronos, con patadas por debajo de la mesa y deserciones de algunos aliados.
Lo confirmaba el propio Reixa. "Soy una víctima del fuego cruzado de una red organizada y de algo que en la vida política se llama transfuguismo", sentenció. Uno de estos tránsfugas a los que Reixa apuntó con el dedo era el presidente de la Fundación Autor, Antonio Onetti, compañero de filas en la candidatura Aunir, la que le aupó a la presidencia en mayo de 2012, y uno de los miembros de la junta que esta semana remató su dimisión. De hecho, la refundación que había prometido como relevo del controvertido Bautista finalmente no llegó y su veloz paso por una desprestigiada SGAE, ésa que enviaba inspectores a las bodas, no ha dejado huella.
Ante su salida, el cineasta Miguel Hermoso, en calidad de miembro de más edad de la junta directiva de la SGAE, ejercerá de presidente interino hasta el próximo día 25. Dos son los nombres que se barajan a hacerse con el cargo. De un lado, José Miguel Fernández Sastrón, respaldado por los músicos y candidato más votado en las elecciones de 2012. De otro, el productor y cineasta José Luis Acosta, tachado de hombre de paja de autores audiovisuales y dramáticos y, de momento, único miembro de la junta que ha hecho efectiva su candidatura. Pero no será tarea fácil. La SGAE es un ente complejo que reúne a facciones de muy distinto signo e intereses, ya que integra a autores de teatro, músicos, editores de compañías discográficas, y artistas de obras audiovisuales.
La sombra de teddy bautista
Una historia de fuegos cruzados
El germen del conflicto principal con el líder de Os resentidos fue su intención de cambiar los derechos que se pagaban por la música de concursos que se emiten en la tele de madrugada. Reixa no dudó en poner en entredicho el negocio de poderosos miembros que se hacen millonarios gracias a los arreglos musicales que emiten las televisiones comerciales en horarios marginales. En marzo, dirigió una carta a los socios en la que denunciaba que once autores podrían haber recaudado en cinco años más de 25 millones de euros de forma irregular mediante esta práctica. Con ello cavó su tumba.
Reixa se hizo cargo de la presidencia de la Sociedad General de Autores y Editores tras el desmantelamiento, por vía judicial, del tinglado montado por Teddy Bautista y su camarilla. Ganó aquellas elecciones a pesar de que suponía una ruptura con los clanes que tradicionalmente controlaban la entidad, y se empeñó en poner orden y acabar con situaciones de privilegio de los grupos de poder, sin conseguirlo.
Sobre este fuego cruzado planea la alargada sombra de Teddy Bautista, presidente de la SGAE entre 1995 y 2011, y hoy imputado por la Audiencia Nacional en el contexto de la Operación Saga, acusado de delito societario, apropiación indebida y administración fraudulenta. Por eso, Reixa asegura textualmente "que ha perdido una guerra entre los nostálgicos del pasado y los ambiciosos de la actualidad".
Ante la división interna, los creadores se muestran poco elocuentes. Una carta de respaldo a Reixa fue firmada por cerca de 200 artistas entre los que se encuentran Luís Tosar, Marta Sánchez, Alejandro Sanz, Xoel López, Moncho Alpuente, Isabel Coixet, Raimundo Amador, Santiago Auserón o Daniel Calparsoro. En el lado opositor, la asociación de compositores, autores de música y letristas, con un claro abanderado: José Miguel Fernández Sastrón. "Hay una mayoría, y lo normal es que salga un candidato de esa mayoría", señaló Sastrón, que recuerda que tiene preparado un programa para pilotar la SGAE desde hace tres años. Por si esta jaula de grillos no tuviera suficientes embrollos, los problemas económicos acechan y pende la amenaza de un ERE que afectaría a 56 trabajadores de los cuatrocientos que tiene la entidad.