bilbao. Minutos antes de que el León de Mosku saltara al escenario cervecero verde de Kobeta, se ansiaba oír: "¡Fermin si estás ahí, manifiéstate!". Y lo hizo. Volvió a manifestarse por las causas cantadas durante 30 de sus 50 años y resumiddas durante un divertido repertorio de dieciséis canciones.
La base del set fue de sonido sound system, Kingston calling, aliñada con skas muy bien instrumentalizados y algún rocksteady, incluso, que nadie se sorprenda con sonidos soul convergente con mod negro, en ese caso, a dúo con la invitada Sorkun. Además de la exKashbad también invitó al monte Caramelo a las componentes de Zuloak.
La actuación de Fermin Muguruza (Irun, 20 abril de 1963) comenzó sin buscar el éxito instantáneo, arriesgando, demostrando la calidad de los nueve músicos que le secundan en la Kontrakantxa. Pasó por alto los inviernos crudos de Negu Gorriak -suele recordar Gora Herria-. Ni un solo tema. Sí, hubo tributo a Kortatu con Etxerat y Sarri Sarri. No regaló La línea del frente, habitual en su set list de su No more Tour 2013.
El concierto arrancó serio, con estética cuidada de riguroso negro por parte de toda la formación. Balazalak, compases de la Internacional, y un Muguruza dosificando en su interpretación. En Shoot the singer (2008) el bajo sonaba a gloria y, a continuación, se coreó aquello de Zenbat polizia bazter guztietan del tema Eguraldi lainotsua hiriburuan.
Quien recientemente prohibieron actuar en Alcalá de Henares -municipio madrileño famoso por sus imprentas neonazis-, sacó a pasear Inkomunikazioa, uno de sus éxitos. Y en la dedicada a Aitor Zabaleta, en esta ocasión, el león asmático guipuzcoano le echó corazón y no quiso olvidar a Iñigo Cabacas, decisión que el público que ya entraba en calor aplaudió agradecido. Para ese momento, invitó a Sorkun Rubio. Hasta ese instante Xabi Solano, trikitilari, había hecho un buen trabajo vocal.
En la manifestación sonora de recuerdo al pueblo kurdo, Sorkun hizo abrir bien los oídos con un timbre negro. Tan solo se echó en falta un poco más de volumen, de chicha, quizás intentando buscar un sonido cristalino que se logró.
Con Euskal Herria Jamaika Clash, los numerosos seguidores presentes se vinieron arriba, incluso en el arin, arin, final, recurso utilizado para no dejar huecos libres entre canciones y al mismo tiempo para alegrar el espíritu autóctono.
Llegados al ecuador de la manifestación, se disfrutó de quizás la canción diamante de la noche, con unos metales que se movían sinuosos al ritmo del soul, blackmod. La barricada llegó de nuevo ttipi, ttapa... con la canción de Korrika Big Beñat.
El arin arin de la triki dio paso a una correcta versión de Toots & The Maytals que metió segunda marcha ska y con recuerdo a Kukutza. El público volvió a desatarse con Etxerat! de Kortatu y con la canción dedicada al pueblo palestino que coreó a nuestro lado un Oreka Tx.
A continuación, Fermin invitó a Zuloak, con un tema que en algún momento se puede cantar aquello cláshico de Should Stay Or Should I Go. Dub Manifest ya fue una fiesta, la txanpa final con un Sarri Sarri, con revuelta general. En el saludo de todos los músicos, el de Irun se mostró ya más tranquilo y bailando al puro disfrute con sonrisa de propina. Mientras la marea se disolvía, la mente viajaba en el tiempo. Recordaba con trece años la actitud de Kortatu en un conciertillo en Iurreta, en el imborrable Gernika del 50 aniversario del bombardeo, el inolvidable Hitz Egin!. Ayer, Fermin se atrevió a vestir de fiesta un festival pop.