Vitoria. De una manera u otra, la relación de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco con el centro cultural Montehermoso viene ya de lejos, una relación que sobre todo se intensificó durante los años del ciclo Next y que ahora se retoma a pesar de las dificultades económicas por las que atraviesa el espacio de lo alto de la colina. Con un formato u otro, la intención siempre ha sido la misma: posibilitar a los artistas en proceso formativo encontrarse con el público. Y es el mismo objetivo sobre el que se basa Non stop, exposición colectiva que ayer se abrió en la capital alavesa, donde permanecerá hasta el próximo 6 de octubre. Se da continuidad así a un proyecto que, eso sí, tendrá futuro si sólo depende de la voluntad de los implicados, aunque la alargada sombra de la crisis puede torcerlo todo de nuevo. Ya se verá.
De momento, siete son las propuestas que dan fondo y forma a la muestra comisariada por Itxaso Mendiluze, creaciones de distintas temáticas y técnicas que conviven en la primera planta del centro tras pasar un proceso de selección impulsado por la UPV al que se presentaron 33 ideas. "La verdad es que el comité elegido lo tuvo muy complicado porque el nivel ha sido muy alto y se podrían haber realizado muy diferentes exposiciones ante lo que se tenía delante", explicó ayer el vicedecano de extensión universitaria Natxo Rodríguez.
Al final, los elegidos, y quienes dan soporte a Non stop, son Cassio Markowski, Celia Eslava, el Colectivo In To Your Mind (formado por Leyre Perrino y Saray Pérez Castilla), Cristian Villavicencio, Elena Fernández Rico, Lara Montoya y Pau Figueres. "Estamos ante artistas que están en ese momento de búsqueda de la diferenciación, de su lenguaje, de sus cogidos distintos a los del resto. Viven un proceso de individualismo en el sentido de apartarse del colectivo para tener su personalidad", apuntó la comisaria de la muestra.
Propuestas En una misma planta conviven las siete propuestas en un recorrido que abre la bilbaína Elena Fernández Rico con Adriano ser dos. En este caso, la artista documenta a través de la imagen, pero también del sonido, momentos cotidianos vividos, eso sí, con un personaje único, un ser en teoría desprovisto de carácter humano pero que, sin embargo, se comporta como tal. "Son instantes de intimidad, vivencias", como ella misma explica, que muestra, no sin ironía, un espíritu que busca liberarse de las ataduras impuestas por el contexto social.
De aquí, la mirada se para en un espacio donde conviven cuatro diferentes propuestas. La primera de ellas es Rude but nude, del alicantino Pau Figueres, otro proyecto donde el peso irónico juega un papel importante a la hora de mirar a la identidad, a las raíces, a los llamados sentimientos nacionales, siendo, en este caso, el País Vasco y su vida aquí el punto de atención.
Los pasos conducen después a 120, de la gasteiztarra Leyre Perrino y la burgalesa Saray Pérez Castilla que conforman el Colectivo In To Your Mind. Sonido y escultura se dan la mano sobre una línea recta en la que se entrelazan 120 botellas de porcelana que, a modo de aquellas que se pierden en el mar con un mensaje dentro a la espera de encontrar destino o no, emiten de manera continua voces tomadas de la radio.
Es el brasileño Cassio Markowski quien toma el relevo con Porque se vuelve blanca una liebre, una imagen tomada en Polonia que retrata una performance para hablar con el espectador de la adecuación de una persona con una cultura diferente a un entorno que, en principio, no es el suyo. Cierra este espacio el ecuatoriano Cristian Villavicencio con un Rotación/Traslación CMK que se divide en dos propuestas audiovisuales. Por un lado está la proyección, en apariencia, estática de imágenes tomadas en su país natal. Por otro, esta vez en continuo movimiento, de un vídeo grabado en el propio Montehermoso. "Me interesa la idea de espacio-tiempo pero también la propia vivencia de un edificio como éste".
De aquí se pasa a la última sala, donde conviven otros dos proyectos. Primero el de la logroñesa Lara Montoya y su Por naturaleza, una serie de collage que, como su nombre indica, reclama una atención al paisaje. Por último, se encuentra la pamplonesa Celia Eslava, que en Terreno de juego ofrece una instalación con diferentes piezas en la que se reflexiona sobre los roles que se asignan en la infancia según el género.