Segunda tarde en Mendizabala para asistir a la clausura de la duodécima edición del Azkena Rock Festival y aunque este año el certamen sólo dura dos días, en la cara de más de uno se podía ver a eso de las cinco, cuando se abrieron las puertas del recinto, que la jornada del viernes había dejado el depósito de fuerzas un tanto tocado. Tras pasar los habituales controles de pulsera, bolsos, mochilas y similares, poco tiempo hubo para conversar sobre lo sucedido el día anterior porque los primeros sonidos empezaron a reclamar la atención pronto.

Esta vez, la actividad comenzó en el segundo escenario (bautizado como George Jones) de la mano de los ingleses Heaven's Basement. El cuarteto fue el claro ejemplo de lo importante que es la actitud más allá de que la propuesta musical no sea nada novedosa. Ritmo y energía era lo que necesitaba un arranque con todavía poco público y ellos se lo supieron dar, más allá de que el batería sólo acertase una de cada cinco veces que tiró sus baquetas al aire para, en teoría, pillarlas al vuelo.

Después se produjo la primera migración dentro del recinto para dirigirse al escenario grande, donde esperaba el cuarteto sueco Troubled Horse. Antes de nada, hay que decir que a este grupo hay que verle en sala porque aunque el concierto estuvo a la altura, dio la impresión de que en un espacio reducido, bajo techo y a otras horas, la cosa iría bastante mejor. Para entonces Mendizabala ya presentaba una imagen bastante buena, sobre todo teniendo en cuenta lo que se había criticada al cartel del sábado en las redes sociales.

Justo ahí se produjo la presentación de Los Zigarros, nuevo grupo formado por los hermanos Ovidi y Álvaro Tormo. Y como sucedió el día anterior con M Clan, hubo clara división de opiniones entre los que no les ven en el ARF y quienes se acercaron con interés a una propuesta que todavía debe seguir creciendo. Eso sí, sobró la versión de Bailaré sobre tu tumba de Siniestro Total.

Aquí llegó el momento en que la tarde, que iba bien encaminada, dio un salto tremendo de la mano de JJ Grey & Mofro. Sin duda, uno de los conciertos de esta edición. Los de Jacksonville hicieron lo que quisieron entre el rock, el soul, el blues y el R&B. Grey ha sido bendecido por la naturaleza con una gran voz y la vida le ha proporcionado una banda a la altura.

En esto que aparecieron los ingleses Uncle Acid & The Deadbeats y con ellos cambiaron los ritmos pero no la intensidad. No por nada este grupo ha sido elegido por Black Sabbath para ser sus teloneros en su anunciada gira de otoño y aunque el sonido no fue el mejor (pasa casi siempre en la carpa), demostraron las razones de esa decisión.

Entonces llegó el momento para Los Enemigos. Había ganas, no hay duda. Y al grupo se le nota que la reunificación de hace un año no es un simple capricho. Josele, que ya estuvo en Mendizabala en 2007, y compañía hicieron lo prometido en una entrevista previa para este periódico, es decir, dejarse de leches e ir al grano para recordar un pasado que fue glorioso y que apunta a un futuro más que interesante, sobre todo porque la banda tiene intención de regresar al estudio para grabar material nuevo.

Tras todo esto llegó el turno para la vuelta al recinto de unos viejos conocidos como son Gov'T Mule, para que The Gaslight Anthem se estrenasen en un festival que llevaba ya tiempo detrás de ellos al objeto de demostrar que de verdad son una de las bandas del momento, para que Walking Papers se presentasen en el recinto y para que Rocket From The Crypt pusieran el broche de oro a esta duodécima edición. Pero eso ya sucedió cuando la edición de este periódico se estaba cerrando, así que tiempo y espacio habrá mañana para contarlo.