Malmö. Desde la participación de Lydia, que obtuvo un único punto en 1999 en Jerusalén, el país no obtenía un resultado tan pobre, que apenas le ha permitido quedar por delante de Irlanda e igualar la posición de Soraya de 2009.
A pesar de ello, el trío asturiano, que se ha declarado "contento" con su actuación, ha asegurado que la experiencia "ha valido la pena" y que volvería a participar el año que viene sin dudarlo, "probablemente con la lección mejor aprendida", aunque es el momento para que otros tengan esa oportunidad.
Además de su puesto, los pronósticos han acertado en la victoria de Emmelie de Forest, aupada a los altares del festival con su tema pop-folk "Only teardrops", que depara una nueva victoria a los daneses tras la del año 2000 con The Olsen Brothers.
Por detrás de la joven intérprete han completado las diez primeras posiciones, por este orden, Azerbaiyán, Ucrania, Noruega, Rusia, Grecia, Italia, Malta, Holanda y Hungría.
La edición número 58 se ha caracterizado por el alto número de baladas, por abandonar el uso masivo del inglés y por su marcado carácter escandinavo, con sede en la apacible Malmö (Suecia), donde ya se celebró en 1992.
Lo ha hecho con la espectacularidad de medios adquirida en la última década y estrenando la puntera tecnología del videomapping, que crea de la nada todo tipo de efectos gracias a superproyectores.
Además, casi 40 años después de su victoria, el espíritu de ABBA ha vuelto al festival con el himno compuesto por dos de sus integrantes, Björn Ulvaeus y Benny Andersson, junto al DJ sueco Avicii. "We write the story" ha sonado épico y emocionante en el arranque, al paso de los 26 países a concurso con sus banderas.
Sobre la felina Amandine Bourgeais, representante de Francia, ha recaído el regalo envenenado del abrir el turno de actuaciones y, pese a las buenas críticas, ha caído al puesto 23.
Pronto ha llegado el turno de ESDM, tras el mediático final con beso lésbico de Finlandia en favor de la legalización de los matrimonios homosexuales.
Raquel del Rosario ha desafiado dos supersticiones, al vestir de amarillo, el color que llevaba Moliere cuando sufrió su ataque sobre las tablas, y descalza, como Remedios Amaya, que no recibió ningún punto en su actuación en Eurovisión 1983.
Desde los comentarios de Twitter, que los internautas españoles han hecho suyo con el apelativo genérico de #Trospidvision, ha llegado un mensaje de ánimo de su ex marido, el piloto de Fórmula Uno Fernando Alonso: "¿Estáis listos para votar a España?".
En la primera parte de las actuaciones, sin apenas favoritos, cabe reseñar la balada rusa de Dina Garipova, que pese a incidir sobre esquemas manidos ha acabado en quinta posición, y el tema dance de los alemanes Cascada, co-escrito por el español Andrés Ballinas, que ha sido vigésimo primero.
Después han cantado otras dos artistas famosas, la holandesa Anouk, que ha hecho virtud de la sencillez de su nana "Birds", novena, y la gran estrella de esta edición, la británica Bonnie Tyler, decimonovena.
La cosa se ha empezado a animar hacia el final. De Forest, también descalza como Del Rosario, ha desplegado sobre el escenario la versión luminosa y folk de "Euphoria", con flautas, tambores y fuego y una interpretación vocal, como diría Loreen, "orgánica y auténtica".
Por detrás se le han acumulado sus máximos competidores, entre ellos, el azerí Farid Mammadov y la ucraniana Zlata Ogenivich, que han acabado en segundo y tercer lugar y le han dado guerra hasta el último tramo de las votaciones, pese a su exceso de edulcorante sentimental.
Mucho más contenida ha sido la gran interpretación del italiano Marco Mengoni, con una canción que revitaliza la clásica balada italiana, "L'essenziale". Como premio, ha obtenido el séptimo puesto y 12 puntos de España.
La modernidad ha venido de la mano de la noruega Margaret Berger, que ha incorporado la herencia electrónica de Björk y de Garbage. Se la veía como la gran competidora de Dinamarca y ha acabado cuarta.
Fuera de concurso, cabe destacar la actuación de la nueva reina del festival, Loreen, y el musical autoparódico protagonizado por la soberbia Petra Mede, conductora de una gala llena de bromas, a las que se han sumado la mítica Carola y hasta el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt.