Vitoria. En una semana con tanta música en el Principal (hoy con la Banda Municipal de Gasteiz y su concierto sobre la zarzuela y el viernes de la mano de la Orquesta Sinfónica de Euskadi), el escenario de la calle San Prudencio se prepara mañana para acoger, como se diría en la literatura o en el cine, una policiaca. De eso se encargarán K producciones y el Teatro Arriaga, que han unido fuerzas para realizar en el Estado la versión en castellano de Natura morta in un fosso (Naturaleza muerta en la cuneta).

El genovés Fausto Paravidino, muy conocido en su país tanto por sus libros como por los guiones realizados tanto para la gran pantalla como para la televisión, es el autor de esta obra que en 2004 obtuvo el Premio Gassman, un galardón votado por el público que eligió su creación como la mejor de ese año dentro de las 13 categorías que se reconocen en cada edición desde hace una década.

Estrenada en el Centro Dramático Nacional en septiembre del año pasado, la adaptación realizada por K Producciones y el Arriaga bilbaíno se encuentra desde entonces girando por el Estado, un camino que esta semana tiene parada obligada en la capital alavesa. Será mañana a las 20.30 horas en un Principal que todavía tiene entradas disponibles, aunque tampoco no demasiadas.

Es Adolfo Fernández el encargado de dirigir pero también formar parte del reparto de un montaje que le devuelve mañana a un escenario que conoce bien, donde incluso ha estrenado producciones alavesas como el Pepe, el romano que en su día propuso Traspasos. Junto a él, y a sus órdenes, se encuentra un conocido grupo de intérpretes como David Castillo (que se ha hecho muy popular desde hace años gracias a su participación en la serie de televisión Aída), Susana Abaitua, Sonia Almarcha, Raúl Prieto e Ismael Martínez.

No es una casualidad, de todas formas, hablar primero de los actores y actrices que dan forma y fondo a este thriller policiaco, puesto que desde el estreno del montaje en Madrid es precisamente el reparto de la obra y su trabajo en escena el que se ha llevado los grandes halagos del público y la crítica especializada, unas alabanzas que ahora son los espectadores gasteiztarras los que deben juzgar.

El asesinato de una joven es el punto de partida de esta pieza. Su cuerpo es encontrado en una cuneta en unas determinadas circunstancias que hacen que la policía quiera resolver el caso en un tiempo lo más corto posible para evitar que los detalles de la muerte se conozcan por la prensa antes de detener al culpable. Se construye así una trama propia del género policiaco, aunque Paravidino quiera ir un poco más allá, como ha expresado en alguna que otra ocasión, ya que su objetivo también pasa por constatar una realidad social y denunciar el uso mediático de determinados asesinatos y el consumo de esa información por parte de la clase media. De todas formas, la versión de Fernández, aún siendo fiel al texto en su espíritu, cambia algunas cuestiones para adaptarlas al lenguaje del director.