vitoria. Abrir los micrófonos a las diez de la noche tiene como ventaja que el día está ya en sus horas más relajadas y que la información, salvo excepciones, ha ido perdiendo la urgencia de ser contada. El análisis y reflexiones de Javier Vizcaíno y sus contertulios en Gabon encararán en septiembre la cuarta temporada del programa y la quinta de la emisora. Vizcaíno no tiene previstos cambios, los que se le ocurren los hace al momento, si es posible.
El futuro se ve bastante sombrío...
Sí, pero eso mismo hubiéramos dicho hace seis meses, hace un año, hace dos? No nos pilla por sorpresa, contamos con eso y sabemos que va a seguir así porque vivimos tiempos bastante convulsos; a nosotros nos toca contarlos sin cambiarlos en su esencia, sin manipularlos y sin desdibujarlos para que la sociedad conozca la verdad.
¿No cree que necesitamos un poco de tranquilidad?
Sí, pero según como lo mires. Hasta en estas zozobras encuentras tranquilidad si hablamos del lado informativo; si hablamos del lado económico tenemos mucha más intranquilidad de la que nos merecemos y ya es hora de que al ojear el horizonte podamos ver un poco más lejos. En todas las profesiones, y más en la nuestra, cuando miras al horizonte, el final está situado en pasado mañana.
Informativamente hay muchos frentes abiertos.
Nosotros, prioritariamente, seguimos prestando atención a lo que nos ocurre alrededor, pero sin perder de vista de lo que ocurre en otros círculos más lejanos. Al final, todo, absolutamente todo, nos afecta.
¿Nota el cambio generado en la CAV durante los últimos meses?
Si te refieres al cambio en el Gobierno Vasco, es sustancial. Es un escenario entretenido para ver los movimientos y tratar de contarlos. Creo que todavía es pronto para hacer una versión definitiva de lo que puede llegar a ocurrir.
El mundo de la comunicación atraviesa momentos difíciles, mucho más si nos centramos en el ámbito radiofónico: cierre de emisoras, crisis publicitaria, gran competencia...
Nosotros lo único que podemos decir es "virgencita que me quede como estoy" y que estemos aquí mañana. La radio es un sector con un futuro complicado por una serie de factores que no se van a arreglar de un día para otro.
Tres años de noctámbulo en la radio, ¿le sigue apasionando la noche más que el día?
Sí, me gusta mucho más la noche; por la mañana también hago mis cosillas, no me levanto a las tres de la tarde. Las mañanas las empleo en mirar las noticias, navegar por Internet? En el trabajo estoy más a gusto por la noche y llego a casa con la adrenalina puesta y no me meto a la cama enseguida.
¿Echa de menos el trabajo de los fines de semana?
Ya ni me acuerdo, es como si me hubiera pasado en una vida anterior.
¿Cómo definiría estos tres años en Onda Vasca?
Sigo estando muy satisfecho de haber tomado la decisión que tomé, ha merecido la pena reencontrarme con la radio hecha a pulmón y casi artesanal. Es impagable ver cómo trabaja la gente en Onda Vasca. No tiene precio llegar a la emisora y ver a todos trabajando y con tiempo para hacer bromas. Siempre digo que Onda Vasca es una especie de milagro y me encanta tener algo que ver con este milagro. Es una emisora pequeña, con lo justo, pero es capaz de sacar la cabeza y llegar a sitios donde a otros, con diez o quince veces más, les cuesta mucho llegar.
¿La radio es más imaginación que recursos?
Son las dos cosas. A partir de una cantidad de recursos, que no tienen por qué ser muy grandes y con una gota de imaginación, puedes hacer muchas cosas. Recursos necesitas, salvo que seas un genio no puedes hacer ese discurso de que con un micrófono eres capaz de hacerlo todo. Tienes que tener unos recursos mínimos y saber explotarlos. Además de imaginación también hay que tener inspiración.
¿Cuánto ha cambiado 'Gabon' desde que empezó?
En duración, en nombres de contertulios... En lo básico sigue siendo el mismo planteamiento, ahora nos conocemos bastante más, con lo cual sale un producto más empastado.
Así que no echa de menos los recursos que tenía en Radio Euskadi...
No los echo de menos, pero sí los valoro como probablemente no los valoraba entonces. Es un tremebundo agravio comparativo hacer la comparación de lo que tenía allí y lo que tenemos aquí.
¿Las radios públicas deben ser solo de servicio o algo más?
Siempre, cuando estaba allí dentro también, he sostenido que deben ser radios de servicio público, entiendo que el entretenimiento entra dentro de este servicio. Ahora, hay programas que una radio pública no debe hacer, determinados formatos no son para las radios públicas y tampoco se debe pagar una porrada de euros a determinados contertulios.
¿Tiene nuevas ideas para la cuarta temporada de 'Gabon'?
Es muy pronto, van apareciendo cosas que queremos hacer, pero alguna de ellas, según aparecen, las vamos incorporando sin más. No soy de los que plantea una temporada nueva con muchos cambios, si fuera otro tipo de programas sí, pero en el mío no. Las novedades las incorporamos cuando surgen, si podemos.
La política prima en todos los medios informativos; sin embargo, los ciudadanos están dejando de confiar en la clase política.
El concepto de información política es muy amplio. Lo que no ocurre ahora es que la información política ya no se centra tanto en declaraciones, aunque sigue habiéndolas. Las informaciones actuales tienen más carácter económico-social que puramente político. Lo que moviliza a la gente no es tan político en el sentido de siglas, son cosas que nos afectan: desahucios, ley hipotecaria, rescates, bancos, pérdidas de empleo, ERE...
También preocupa la corrupción. ¿Cree que Bárcenas o Urdangarin acabarán en la cárcel?
No sería capaz de apostar por ello; la lógica dice que sí, que deberían estar en la cárcel desde hace mucho tiempo. Creo que han aparecido las suficientes cosas como para que estuvieran ya dentro.
¿Hemos cambiado el Estado de derecho por el Estado de corrupción?
Yo tampoco creo que haya habido en los tiempos inmediatos ningún Estado de derecho. Me acuerdo perfectamente de los 90 y la situación era exactamente igual. Lo que ocurre es que no tenemos memoria. Cuando se nos olvida algo nos vuelven a decir lo mismo y creemos que es nuevo, pero el Estado de corrupción, desde que yo tengo uso de razón, es poco más o menos igual. Todo lo que ha pasado es que la corrupción se ha perfeccionado en todas sus formas.