Madrid. El escritor español José Ovejero ganó ayer el Premio Alfaguara de Novela 2013 con La invención del amor, una historia poco convencional, con elementos del thriller clásico, y una obra sobre la soledad y la capacidad para reinventarse y autoengañarse.

El jurado de este premio, dotado con unos 130.000 euros, estuvo presidido por Manuel Rivas y compuesto por Annie Morvan, José María Pozuelo Yvancos, Jordi Puntí, Xavier Velasco, Antonio Ramírez y Pilar Reyes. Como subrayó Manuel Rivas tras hacer público el fallo, la novela ganadora "revela la fuerza transformadora de la imaginación y su capacidad para construir nuevas existencias". Esa historia de amor "nada convencional y sorprendente" que encierra la novela de Ovejero surge "a partir de una impostura y del poder y las posibilidades del azar. La trama se desarrolla en Madrid, en un fondo de zozobra y quiebra personal y social", añadió Rivas.

No es el primer premio importante que gana José Ovejero (Madrid, 1958), un escritor que ha cultivado todos los géneros. En 1993 mereció el Premio Ciudad de Irun 1993 con su poemario Biografía del explorador, y en 1988 se hizo con Grandes Viajeros con China para hipocondríacos; por Las vidas ajenas consiguió el Premio Primavera 2005 y por La ética de la crueldad el Anagrama de Ensayo 2012. El ganador vive entre Madrid y Bruselas, pero ayer el premio le sorprendió en Estados Unidos, donde le llenó de "alegría y emoción" saber que había ganado un galardón que implica la publicación de esta obra en toda Hispanoamérica. Para Ovejero, es "sano" que la crisis que afecta a gran parte de Europa haya servido para dejar de creer "en una democracia que no es tal, y para despertar del engaño". "Lo que hay que hacer es refundar la democracia; es bueno despertar, pero siempre que eso no lleve a renegar de toda forma democrática y a llegar a un populismo extremista", dijo en una entrevista telefónica.

El thriller clásico y los aspectos románticos conviven en La invención del amor, una novela con solteros y crisis que se ramifica "a partir de la curiosidad por lo inmediato, llegando a tocar el misterio". Cuenta la historia de Samuel que, cumplidos los 40, "está de vuelta sin haber llegado". Un día recibe una llamada y le dicen que Clara ha muerto y cuelga. Lo misterioso del caso es que no recuerda a ninguna Clara. Pero eso no le impide convertir a esa chica desconocida en el centro de su vida.