EL vocabulario del electricista da mucho juego y propicia celebradas dobles lecturas: alargadores, enchufes, chispazos, alicates, repetidores, macho, hembra, etc. Todo ello con el permiso de Samuel Morse, el visionario del telégrafo, de quien han de considerarse legítimos herederos. Asumidas las chanzas, también es justo reconocer que su desempeño se nos antoja imprescindible en la actividad cotidiana más allá del cortocircuito general en que vivimos.
A los profesionales de la Asamblea de Instaladores Eléctricos y de Telecomunicaciones de Álava les tocaba resetear esta semana en forma de comida de hermandad. Condensar los datos del año pasado, desaparecieron diez empresas y cerca del centenar de empleos, y encender el cuadro de luces del futuro más inmediato.
El Gran Hotel Lakua reunió a más de ochenta invitados del sector en un acto que tuvo mucho de catarsis colectiva. Fue el presidente de la asociación y gerente de Jolma, Teo Cid, quien elevó la intensidad de la sala al reconocer el esfuerzo y profesionalidad de todos, con especial mención a quienes quedaron por el camino como Rubén Alameda. Así lo constataba la comisión de SEA con el vicepresidente, Juan Antonio Sánchez Corchero, a la cabeza; Aitor Otaola, director Adjunto y Txema Corres, miembro de la Junta de SEA.
La representación de las empresas alcanzó el ancho de banda de ediciones pasadas en las figuras de Joseba Martínez de Guereñu, de Araba Domotic System; Mikel Acilu, de Electricidad Acilu; Aitor Vivas y Alejandro Nieto, de Femar; Ignacio y Pedro Madrona, de Imalux; Iñaki Antoñana, de Esan; Enrique del Valle, de Del Valle Aguayo; Carlos Arnáiz, de Medelnor; Luis Esparza, de Montajes Alectrial; Julio Espada, de Esla; y Gorka Aguirre, de Técnicos del Confort, entre otros. También acompañaron a los eléctricos alaveses Agustín Mora y Charo Carrasco, del Colegio de Aparejadores y Arquitectos técnicos de Álava; y Enrique Manuel Pérez e Inmaculada Martínez, de la delegación alavesa de Industria del Gobierno Vasco. La magia de Patxi Viribay cerró el acto con la esperanza de que la coyuntura actual sea un mal chiste.
A pie de calle
Otro que anda enchufado es el emprendedor Arturo Tirador que, junto a su prole de colaboradores, escenificaba en pleno centro gasteiztarra la puesta de largo de Merkagune, un mercado virtual que cuenta con más de 300 negocios asociados. El actor Gorka Aginagalde aporta el tono desenfadado al proyecto al asomarse a la web y dar vida a distintos perfiles profesionales. Su misión: presentar ofertas exclusivas de comercios, empresas de servicios, profesionales y particulares de cada pueblo y ciudad de Euskadi; un proyecto tan innovador como global para lo cual Tirador cuenta con la complicidad directa de Susana Macazaga, Leire Elizagarai y Manu González, además de una extensa red de participantes. Todos ellos acompasaron el paso al ritmo que marcaba el zancudo Iñigo Tricio, vigía privilegiado de la kalejira.
Y cerrando el circuito, y a modo de pintxo pote multitudinario, el veterano Restaurante Bilibio mostraba el pasado jueves el lifting al que se ha sometido después de más de dos décadas de trajín. Sus responsables, Jokin Serrano y Roberto Salvador, habían previsto un encuentro informal con clientes y amigos para descubrir la nueva disposición y arquitectura del local, pero el amplificador de las redes sociales y su amplísimo listado de devotos dieron como fruto un evento desbordante de afecto y generosidad; algo han tenido que hacer bien los del Bilibio cuando algún colega es capaz de desplazarse desde Avilés hasta la calle Errekatxiki solo para plantarles un abrazo. Superado el efecto llamada de internet, a Serrano y Salvador todavía les dura hoy la gratitud hacia la parroquia de fieles que les arropó desde el otro lado de la barra. Porque como dirían ellos mismos "hay gente en este mundo que no debiera morirse nunca". Pues eso.