madrid. Los psicópatas integrados abundan en posiciones de responsabilidad, en las esferas de poder, de hecho estamos en sus "manos", afirma la escritora Espido Freire, que identifica en su ensayo Los malos del cuento a las personas tóxicas, los "monstruos", dice de la vida real.

"Estamos en manos de psicópatas integrados (...) En una sociedad en la que el ladrón de guante blanco y el político corrupto han prosperado rápidamente", señala Espido Freire (Bilbao, 1974). Y lo peor es que "los casos de corrupción y de quienes se han enriquecido de forma ilegal no están siendo investigados". Estos delincuentes, apunta su ensayo publicado por Ariel, crecen en los entornos urbanos, en sociedades complejas y en vías de desarrollo, en las que hay posibilidades de especular con el suelo, de introducir drogas y prostitución, de interferir con la provechosa burocracia o de llevarse porcentajes en la producción industrial. Un caso frecuente, dice Espido Freire, en el que se suele capturar a un psicópata integrado es en el de malversación de fondos, el cohecho o la corrupción, especialmente si es de dinero público, que se percibe como "no perteneciente a nadie", pero esa "no es su única motivación". Pelotazos, sobornos, regalos y escuchas... en los últimos años no ha habido en España comunidad autónoma ni partido político que se haya librado en mayor o menor grado de los escándalos, indica la autora de Los malos del cuento y de los ensayos Mileuristas y La generación de las mil emociones, defensora del compromiso social y político del escritor.

En su nuevo ensayo, subtitulado Cómo sobrevivir entre personas tóxicas, advierte de que este momento de destrucción de puestos de trabajo, de empobrecimiento, de falta de respuestas de los dirigentes políticos y económicos, de casos de corrupción y miedo al mañana es "perfecto" para que surjan "psicópatas líderes" o para que un porcentaje mayor comiencen una carrera delictiva. Insiste en que "estamos en manos de los malos del cuento" y para "desviar nuestra atención" de los verdaderos culpables de la crisis y del empobrecimiento al que vamos "de forma acelerada" tratan de satisfacer al ciudadano de a pie "con las migajas, con los chivos expiatorios y con la falsa sensación de que algo se puede hacer". Se refiere a la creencia de que los ciudadanos tienen el poder de generar un cambio, algo que tacha de "espejismo". Considera positivo, no obstante, que estos delincuentes estén ahora en el punto de mira de los medios de comunicación y de la opinión pública, como hace unos años lo estuvieron los maltratadores.

Contra estos y otros "malvados" que tenemos más cerca, sí hay posibilidades de actuar, según Espido Freire, que establece perfiles para identificarlos y consejos para librarse de ellos.