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Keira Knightley, censurada por ser demasiado sexy para la televisión

El anuncio que protagoniza junto al español alberto amman para chanel enciende la polémica en reino unido

Keira Knightley, censurada por ser demasiado sexy para la televisiónCoco Chanel

Madrid. No apta para cardiacos... ni para niños. La actriz británica Keira Knightley y el actor español Alberto Amman se convirtieron hace algo más de un año en los protagonistas del anuncio del perfume Coco Mademoiselle de Chanel, del que la actriz es imagen. Un espectacular anuncio en el que Keira interpreta el papel de una seductora modelo que encandila durante una sesión de imagen a un joven fotógrafo -Amman-, al que deja sin previo aviso huyendo por los tejados, un vídeo de tres minutos que ha suscitado una gran polémica en el Reino Unido.

El anuncio se ha convertido en objeto de debate tras su emisión en un descanso publicitario durante la retransmisión de la película Ice Age 2, lo que produjo las quejas de varios padres británicos por considerarlo no apto para niños. Por ello, la ASA (Advertising Standards Agency) -el organismo encargado del control de las campañas publicitarias- ha decidido prohibir la emisión de este spot durante el intermedio de cualquier programa infantil en el Reino Unido.

ASA reconoce que aunque el anuncio sí es apropiado para niños de edades más avanzadas, tiene "demasiada carga sexual" para aquellos de edad más temprana. Además, señala varias escenas, a su juicio, "demasiado subidas de tono", como el momento en el que Amman baja la cremallera del traje de Keira, un amago de beso que nunca llega a producirse y el fragmento en el que la actriz aparece cubierta con una sábana mostrando sólo sus hombros. Por su parte, Chanel ha defendido su anuncio alegando que no hay ningún desnudo en él, ya que Keira sólo enseña desnudos sus hombros.

La polémica surgida en torno al anuncio de Coco Mademoiselle vuelve a reabrir, no sólo el debate sobre el contenido sexual en el terreno de la publicidad, sino también el de la censura, a veces injustificada, de anuncios y campañas, que resultan inofensivos para la gran mayoría de los espectadores, y que sin embargo no consiguen pasar el filtro de los organismos de control, ante la alarma de un público minoritario que puede llegar a confundir sensualidad con sexualidad.